jueves, 3 de septiembre de 2015

Plantean retomar conceptos de Hanna Arendt para impulsar la defensa de los derechos humanos

  • Además de incorporar traductores indígenas en procesos judiciales; más de 8 mil los hablantes de lenguas indígenas recluidos en algún centro penitenciario y resistencia de autoridades y MP para incorporar personal capacitado para defender los derechos de esos grupos



Pachuca de Soto, Hgo.- Tras realizar una investigación sobre las condiciones de derechos humanos entre grupos indígenas y mujeres en condiciones de vulnerabilidad, Concepción Delgado Parra planteó en la Feria Universitaria del Libro, FUL 2015, la necesidad de impulsar la capacidad de acción de las comunidades a fin de garantizar el respeto a los derechos humanos.

Durante la ponencia “Los dilemas de la ciudadanía moderna y la dignidad de los derechos humanos: de Arendt a Benhabib”, la investigadora propuso una ética de la responsabilidad, donde cada individuo se hace corresponsable de los derechos del otro y se acuerpa en su libertad de acción política.

La académica subrayó la desigual e inequitativa impartición de los derechos humanos y explicó que si bien estos derechos están construidos sobre la base de una misma ley para todos, las condiciones en que se desarrollan los grupos vulnerables requieren una revisión de fondo.

"De qué sirve que todos sean iguales ante la ley en un mundo de desiguales", afirmó Delgado Parra, quien retomando las teorías de Hanna Arendt, llamó a trascender las marcas de reciprocidad condicionada inscrita en las leyes para impulsar una ética de responsabilidad política desde la sociedad civil, a fin de promover una ciudadanía cosmopolita.

En este sentido, insistió en que los derechos humanos deben construirse a partir de la acción política y la capacidad de la gente para modificar su propio entorno; consideró los momentos de crisis como momentos de oportunidad, para proponer, hacer e incidir en nuevas formas de ver el mundo.

Por otra parte, Javier López Sánchez, representante del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, subrayó que actualmente dicho sector de la población se encuentra en condiciones de desventaja ante la ley a causa de la ausencia de traductores y mediadores de lenguas indígenas capaces de participar y hacer una adecuada defensa durante los procesos judiciales.

Como parte del encuentro de traductores celebrado en la FUL, el funcionario explicó que son más de 8 mil los hablantes de lenguas indígenas recluidos en algún centro penitenciario y son los estados de Veracruz, Chiapas y Puebla, los que concentran el mayor número de reclusos procedentes de alguna etnia.

López Sánchez aseguró que la idea de construir un padrón nacional de intérpretes y traductores en lenguas indígenas tiene por objeto dar cumplimiento al derecho fundamental que tienen los indígenas cuando desafortunadamente se encuentran ante una situación jurídica, motivo por el cual están concentrando esfuerzos en las labores de capacitación de abogados y especialistas en materia penal.


Sin embargo, reconoció como retos no sólo la diversidad lingüística y cultural de nuestro país que se traduce en 68 agrupaciones lingüísticas y 364 variantes, sino también la resistencia de las autoridades y ministros públicos para incorporar personal capacitado para defender los derechos de los grupos indígenas.

Algo más que palabras

El impulso compasivo del ser humano

 Víctor Corcoba Herrero/ Escritor

Se dice que el coraje vale cuando la realidad, o sea la única verdad, lo toma de la mano. Ciertamente, toda la actividad humana germina de una motivación, del deseo o el impulso. Sabido es que el ser humano, por su propia naturaleza, es un ser racional, que actúa en virtud de un estímulo propio, acorde con su naturaleza de sujeto pensante. Por eso, lo que necesitamos especialmente en estos tiempos son testigos creíbles que, con sus vidas y también con las palabras, hagan visible sus honestas acciones, al menos para despertarnos la atracción por nuestros análogos. Sin duda, la ciudadanía tiene que realzarse más allá de su valentía, despojándose de cosas inútiles y compartiendo más, borrando cualquier promesa falsa, que lo único que fomenta es la simulación, lo que impide recobrar la ternura humana hacia toda criatura. No olvidemos que si importante es encontrarnos nosotros, fundamental es reencontrarnos con los demás, salir de esta atmósfera de apatía, que lo único que conlleva es desconsuelo y desengaño. Por desgracia, cada día morimos un poco en la desconfianza, y esto no es bueno para nadie. Allá donde no respira la esperanza, los corazones se sofocan y, más pronto que tarde, mueren. Bajo este estúpido contexto quisiera destacar la compasión de todo individuo por su análogo, como celeste predecesora de la justicia,  pues se identifica con el sufrimiento de cualquier persona, y que podía ser yo mismo.

Indudablemente, el auxilio que alientan desde instituciones y organismos a multitud de asociaciones públicas o privadas, el impulso compasivo del ser humano para sí y los suyos, se ha hecho imprescindible en el acontecer de nuestras existencias. Cualquier empresa solidaria, cuyo objetivo sea mejorar la condición de las personas, merece el mayor de los elogios. Está bien, por ello, celebrar la conmemoración del Día Internacional de la Beneficencia (5 de septiembre), y haber tomado como referencia el aniversario de la muerte de la Madre Teresa, cuya trayectoria y coherencia evangélica a favor de los más pobres entre los pobres, ha constituido un enorme manantial de inspiración. Desde luego, todo un símbolo de compasión para el mundo y un testigo viviente de generosidad, ya que no sólo supo entrar en el mundo de los excluidos, también sufrió con ellos las penurias de sus vidas. Esta gran mujer de nuestra época, pasó por la vida amando a corazón abierto, siempre con los brazos receptivos y el alma dispuesta a sonreír. Nos legó un camino no sólo para andarlo, sino también para volvernos hacia nosotros mismos y reflexionar sobre nuestros andares. Con razón dejaba embelesados a todos, fueran creyentes o no lo fueran. Su fuerza para enfrentar los muchos desafíos diarios, germinaba de la sencillez, cultivada en el campo del amor y cautivada por la fascinación de una vida muy por encima de la mentalidad mundana. 

En un momento en que tantas apariencias de felicidad nos atraen, corremos el riesgo de caer en la rutina, de tener una vida sin ilusión, sin ese aliento que nos injerta de gozos, y que es, como decía esta Madre de nervio caritativo, el deber de "no permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz". Realmente, vivimos en una sociedad despreciativa del ser humano que no es alguien, en una cultura de la superficialidad, incapaz de ahondar en el verdadero espíritu del individuo, que nos llama a un estilo de vida más enternecido con nuestra propia especie. Por otra parte, como decía el célebre escritor francés, Albert Camus: "¡Quién necesita piedad, sino aquellos que no tienen compasión de nadie!". Qué crueldad la de aquel que no sabe, o no quiere, acompañar en el momento de la necesidad a sus propias raíces. Precisamente, los problemas fronterizos surgen por esa falta de mano tendida, que no entiende de acogida y mucho menos de asistencia humanitaria. El mundo debería sentirse horrorizado por la pérdida de vidas migrantes, por la desolación en la que viven muchos ciudadanos, por la avaricia de algunos líderes y la lucha por el poder que amenaza con socavar la armonía de muchos países. Son tantas las miserias humanas, y algunas tan urgentes, como la de los pobres que no tienen lo necesario ni para poder vivir, que debiéramos anteponer sus necesidades a las nuestras, puesto que nuestro llanto muchas veces es un llanto caprichoso, únicamente porque nos gustaría tener más. Lo significativo es saber colocarnos a la altura de los que nada tienen y saber llorar con ellos. Aunque yo pienso que el mejor medio de hacer bien a los indigentes  no es darles limosna, sino hacer que puedan vivir sin recibirla, también creo que la beneficencia tiene un papel trascendental en la defensa de los valores humanos y en la promoción del activo de la labor sensible de la humanidad.

Una ciudadanía insensible, o enfrentada por las exclusiones, no puede subsistir en el tiempo, se ahoga en su propia tristeza, porque sólo quien es capaz de ir hacia los otros puede generar vínculos, relaciones de amistad e irradiar alegría, edificar y construir un orbe para todos. Dicho lo cual, pienso que precisamos un naciente lanzamiento compasivo para mantener viva la memoria de lo que somos, infundiendo en toda la familia humana un nuevo entusiasmo que nos torne piña, transformando el egoísmo en donación y la venganza en perdón. Desde luego, la mente que se deja seducir por la concepción de una vida moldeada según el espíritu de los poderosos, permanece fría y, por consiguiente, ciega, olvidándose de sí, a merced de intereses y de lógicas de poder. Queramos o no, en una sociedad globalizada el bien colectivo y el esfuerzo por ese bien, ha de abarcar necesariamente a todo el linaje, y no caben elevar barreras ni forjar muros. La idea de desmembrarse unos de otros es una desconsiderada actitud hacia el propio ser humano y su enraizada y natural universalidad. Lo que ha de contar en el mundo es el ciudadano, cada ciudadano, cada agrupación de ciudadanos o sea cada pueblo, hasta la humanidad en su conjunto.


Sin compasión nada es y todo cae en un mero sentimentalismo, de envoltorio vacío, que nos lleva a la deriva, en lugar de actuar impulsados por el sentimiento de generosidad que mora en cada ciudadano a poco que lo removamos. En este sentido, nos llena de satisfacción que la nueva agenda de desarrollo sostenible apueste por la visión de un nuevo mundo donde nadie quede abandonado, y se asegure una vida con dignidad para todos los moradores de este planeta. Pongámonos metas y objetivos, sembremos compasión, o lo que es lo mismo, pongamos nuestro afán en la capacidad de devolver la esperanza a los pueblos, a todos los pueblos del mundo. Al fin y al cabo, es desde la confianza como nos hallamos; es la vida misma, la que somos defendiéndose; es la ilusión por un porvenir más del alma humana, más de todos y de nadie. Con justicia, el símbolo de la verdadera grandeza reside en la clemencia que tengamos y en la caridad que brindemos. Nos queda derribar todas las fronteras. Que el ánimo no cese para pasar de los buenos propósitos, a la realidad del buen hacer y mejor obrar.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Rinde Enrique Peña Nieto Tercer Informe de Gobierno

  • Habremos de perseverar en la implementación de las reformas transformadoras: EPN


En la parte final de su Mensaje con motivo del Tercer Informe de Gobierno, emitido hoy en el Palacio Nacional, el Presidente Enrique Peña Nieto señaló que el Gobierno de la República habrá de perseverar en la implementación completa y efectiva de las reformas transformadoras.

Se comprometió a seguir avanzando hacia el logro de las grandes Metas Nacionales.
Explicó que la mitad de una administración no es momento de empezar de cero ni de improvisar.
Reconoció la preocupación que existe en la sociedad por nuevos y viejos problemas.

Afirmó que hay frustración, pesimismo, desencanto y malestar social, en prácticamente todos los continentes, y que el mundo aún no ha terminado de superar los efectos económicos y sociales, derivados de la grave crisis financiera de 2008.

El Primer Mandatario advirtió que “en este ambiente de incertidumbre, el riesgo es que en su afán de encontrar salidas rápidas, las sociedades opten por salidas falsas”.

“Me refiero al riesgo de creer que la intolerancia, la demagogia o el populismo son verdaderas soluciones”, resaltó.

Expresó que “hay ejemplos en la historia en donde los sentimientos de inconformidad, tras crisis económicas globales, facilitaron el surgimiento de doctrinas contrarias a la tolerancia y a los Derechos Humanos”.

Especificó que “en esos episodios, la insatisfacción social fue tal, que nubló la mente, desplazó a la razón y a la propia ciudadanía, permitiendo el ascenso de gobiernos que ofrecían supuestas soluciones mágicas”.

Fue contundente al mencionar que “donde se impone la intolerancia, la demagogia o el populismo, las naciones, lejos de alcanzar el cambio anhelado, encuentran división o retroceso”.

El Presidente Peña Nieto afirmó que “los cambios positivos y duraderos de toda sociedad se logran por la vía de la responsabilidad, de la institucionalidad, de la estabilidad económica, del respeto a los demás y de la voluntad de construir sobre lo que ya se ha avanzado”.

Subrayó que “desde 2012, cuando México votó por un proyecto de cambio con rumbo, un cambio de fondo a través de las instituciones”, su responsabilidad es “avanzar sin dividir; reformar sin excluir y transformar sin destruir”.

Indicó que eso es precisamente lo que hemos hecho los mexicanos, como país, en estos 3 años: “enfrentar rezagos ancestrales, vencer resistencias, superar inercias y transformar instituciones”.

Después de haber rendido cuentas sobre los principales logros del Gobierno de la República, afirmó: “Hoy puedo decir, de frente a la Nación, que estamos cumpliendo con el proyecto de cambio con rumbo al que me comprometí”.

Subrayó que “es un principio elemental de responsabilidad democrática, perseverar en el proyecto de nación por el que votaron los mexicanos”.

En este sentido, reiteró su compromiso ético con la Nación: “Vamos a seguir por esa ruta, que es difícil y compleja, pero que es la única que nos permitirá brindar desarrollo a nuestra gente, a nuestro México que tanto queremos”.

Aseguró que “México se perfila ya como una de las diez economías más grandes del mundo” y que nuestro país “está destinado a ser una de las naciones más prósperas, de mayor bienestar para su gente y motivo de inspiración para el mundo”.


Finalmente, dijo: “Como Presidente de la República, estoy decidido a poner mi mayor pasión, dedicación y empeño, para que así sea. Con esta convicción entramos a esta segunda mitad, con muchas ganas y más fuerza”.