lunes, 29 de mayo de 2017

Garantizada la paz social en elección del cuatro de junio


Garantía de Seguridad y paz social, durante elecciones del próximo cuatro de junio, así lo manifestó el Arquitecto Ramón Montalvo Hernández, presidente Municipal Constitucional de Valle de Chalco Solidaridad, al conjunto de líderes de organizaciones sociales, en las cuales se congregan ciudadanos con diversidad de ideología política, residentes en la localidad.

Representantes sociales, en reciente reunión con el jefe de gobierno vallechalquense, le hicieron notar su preocupación y temor de que pueda llegar a relajarse la paz social, durante el ejercicio electoral para designar gobernador del Estado de México, por el cúmulo de intereses de ciertos grupúsculos de sujetos que, sin medir consecuencias intentaran cometer algunos ilícitos, al detectar que su candidato no tiene la aceptación adecuada por parte del electorado.

“el tiempo y la participación en la lucha por lograr mejor medio de vida en que se ha involucrado el pueblo vallechalquense, ha fortalecido su madures política y social de forma responsable y suficiente para participar de carácter democrático en la designación de representantes de elección popular, como son legisladores, alcalde, y autoridades auxiliares, en este tiempo para gobernador del Estado de México.

Detalló, el ejecutivo Montalvo Hernández, que el pueblo vallechalquense es poseedor de excelente cultura política y social, responsable en sus decisiones, y deberes políticos, seguramente de forma pacífica el cuatro de junio a temprana hora acudirán a las urnas a depositar su voto a favor de su candidato que posteriormente gobernara el Estado de México.

Teniendo la certeza que durante el ejercicio democrático del cuatro de junio no se suscitarán actos de vandalismo, esto tomando en cuenta que los propios representantes de asociaciones políticas, aseguran han solicitado a sus militantes en edad de votar a contribuir ordenadamente durante el ejercicio electoral.

Destaco, el mandatario comunal, Ramón Montalvo, que, con el objetivo de garantizar, el cuatro de junio se lleve a buen puerto la contienda electoral, el total de la fuerza municipal policial, quedará en alerta, patrullando con frecuencia calles y avenidas del territorio vallechalquense, “tengo la certeza, mis vecinos mostraran su baluarte democrático”, enfatizó.

Urgente fortalecer el mercado interno y vigilar negociación del TLCAN para defender soberanía


Ciudad de México
Tras asegurar que el proceso de globalización será irreversible, el doctor Eduardo Rivadeneyra, advirtió que si el gobierno no modifica su comportamiento económico y sigue gastando como hasta ahora, México podría caer en una situación de crisis económica como la que enfrentó Grecia hace algunos años.

Como parte del Librofest Metropolitano 2017, que organizó la Universidad Autónoma Metropolitana en su unidad Azcapotzalco, el investigador presentó su libro “Neoliberalismo”, donde revisa las consecuencias de la implementación de este modelo económico en México.

El doctor Rivadeneyra explicó que durante este proceso el gobierno mexicano fue cediendo las empresas del Estado al capital privado y perdió control sobre áreas estratégicas y esta tendencia se ha mantenido hasta ahora.

Bajo esta perspectiva, identificó la falta de inversión interna y la baja producción de alimentos como dos de las más graves consecuencias que tuvo este proceso en México, pues ambas, dijo, colocan al país en condiciones de dependencia.

Aunque hizo notar que el modelo neoliberal no será fácilmente sustituible, consideró urgente que el Estado fortalezca el mercado interno y apoye a los productores nacionales.

El doctor Rivadeneyra llamó a vigilar la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), convocando a organizaciones que acompañen la negociación de modo que el campo mexicano no quede a su suerte como ocurrió durante la primer firma de dicho tratado.


Finalmente el politólogo afirmó que sí México no sabe cómo generar y mejorar su mercado interno mucha población se irá del lado del crimen organizado, por lo que urge fortalecer el estado de derecho, el combate a la corrupción y generar programas de desarrollo regionales.

Columna

Algo más que palabras

Conectar y cohesionar para custodiar

En un mundo globalizado como el actual, hay que transformar muchas cosas. Tal vez necesitemos inspirarnos con la palabra, establecer vínculos de unión a través de ella, ya sea fomentando el deporte, cultivando el arte o la ciencia, propiciando encuentros con la misma naturaleza de la que todos formamos parte. De aquí surge esa estética del intelecto, ese diálogo preciso para conectar y cohesionar ideas y sentimientos, lo que nos permite ser personas de acción permanente, siempre que uno sea dueño de sí mismo y se posea como tal. La libertad, en consecuencia, supone sentirse responsable de esa búsqueda por lo verídico. Quizás, por ello, la mayor parte de los seres humanos prefieran hallarse sumisos a un poder dominador, que suele dejarse encadenar el corazón por el dinero, en lugar de activar dicha potestad en servicio, en donación desinteresada hacia nuestros análogos. Sea como fuere, a estas alturas de nuestro caminar, hemos de tomar conciencia de que sólo quien auxilia con autenticidad sabe custodiar, o lo que es lo mismo, vigilar nuestras andanzas, nuestras pasiones y sentimientos, ya que unas serán constructoras, pero también otras serán destructivas. La cuestión, por tanto, está en el discernimiento, en la compasión y en el empeño que pongamos, para que fructifique el amor y no el odio, la luz y no las sombras, la clemencia y nunca la maldad.

En este sentido, y por estas fechas cada año, el Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio) se organiza alrededor de un tema y sirve para agrupar la atención en una cuestión particular apremiante. El tema de 2017, precisamente, se centra en la conexión de las personas con el medio ambiente, animándonos a que salgamos de nosotros mismos para adentrarnos en esa naturaleza, tan nuestra y tan de todos. Miles de millones de habitantes de zonas rurales en todo el mundo pasan su jornada diaria en convivencia con el campo y son plenamente conscientes de que dependen del suministro de agua natural y de que el cielo les provea de su modo de subsistencia gracias a la fertilidad del suelo. Estas personas son quienes sufren primero las amenazas que los ecosistemas afrontan, ya se trate de la contaminación, del cambio climático o de la sobreexplotación. También, otros moradores de las grandes urbes del mundo, sufren una gran profanación de lo originario que podría subsanarse, puesto que la mayor parte de esta situación irrespirable es ocasionada por el ser humano. Para desgracia de todos, no solemos apreciar lo que tenemos hasta que lo perdemos o empieza a escasear. Ahí está el valor de un aire limpio, la valía de un cauce transparente de agua, la cotización de un bosque protegido como fuente de energía y futura economía verde mundial, así como otros servicios de los ecosistemas, que abarcan desde la actividad de los insectos cuando polinizan los árboles frutales, hasta los beneficios psíquicos, para la salud o recreativos que aporta practicar senderismo.

Hoy sabemos que los océanos, bosques y suelos del planeta, actúan a modo de enormes reservas de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano; que los agricultores y pescadores aprovechan los recursos naturales de la superficie terrestre y submarina para suministrarnos alimentos; y que los científicos desarrollan medicamentos a partir del material genético derivado de la multitud de especies que componen la impresionante diversidad biológica de la Tierra. Pero de nada sirve esta sabiduría a juzgar por nuestras acciones. Está visto que necesitamos una mayor conexión entre todos. Sin embargo, los Estados Unidos de América ahora están reevaluando su política sobre el cambio climático y el Acuerdo de París y, por lo tanto, no han sido capaces de llegar a un consenso en la última cumbre del G7. De pena. Aún así, hemos de tener esperanza de que el Presidente, Donald Trump,  recapacite  y recuerde las palabras del Papa Francisco, en su última reunión en el Vaticano, donde la ecología y la paz han estado muy presentes a través de los regalos que se han intercambiado. Desde luego, hoy más que nunca es fundamental entroncar posiciones, en la medida en que todos generamos pequeños daños ecológicos, y si en verdad queremos custodiar nuestro hábitat, hemos de trabajar unidos, jamás divididos.

Los gobernantes han de saber, por mucho poder que aglutinen, que hay un unánime consenso científico a la hora de asegurar que nos hallamos ante un preocupante calentamiento del sistema climático. Ante estas circunstancias, resulta verdaderamente frustrante la falta de conciencia y de sentido común, por permanecer pasivos, ante los cambios de estilo de vida, de producción y de consumo, que han de llevarse a buen término sin más demora, teniendo en cuenta la globalidad del problema. Sin duda, hemos de ser más responsables todos, y el referente de los líderes, cuando menos debe ser más puente que muro, y ha de estar en mejor disposición a sacrificarlo todo por el bien colectivo, por la libertad de su pueblo. Dicho esto, no podemos dejar de reconocer la intolerancia de muchos dirigentes, que en vez de promover actitudes de respeto y diálogo constructivo, injertan sectarismos y venganzas. Olvidan que lo que nos une es el camino de la vida, nuestra propia naturaleza humana, sin traicionar la propia identidad de cada cual.

Para dolor de la humanidad, nos cohabitan verdaderos depredadores. De un tiempo a esta parte, es tan descarada nuestra actitud devastadora que miles de especies vegetales y animales ya no las podremos conocer más, ni podrán comunicarnos su propio abecedario inspirador. No tenemos misericordia. La inhumanidad nos ha degradado tanto, que apenas ni vertemos una lágrima por nadie, es la cultura de las piedras de unos contra otros, quienes nos están ganando la batalla productiva de nuestro deterioro como jamás. Lo cierto es que pensamos que lo sabemos todo; y, lo más importante, lo espiritual, apenas cuenta en nuestra existencia. El efecto de esta pérdida, es que nada nos mueve a ser solo una familia humana. Todo se ha devaluado, hasta el extremo de vivir en territorios en los que nadie considera a nadie; y, lo que es aún peor, no respondemos a la llamada de la naturaleza, como poetas en guardia que hemos de ser y convivir.

Tampoco el deber de colaborar con los demás parece interesarnos, ni la degradación social parece importarnos. Egoístamente, cada día son más los que buscan su guarida ecológica, su playa azul, su monte verde, privatizando espacios que debieran ser públicos. El mundo de los privilegiados continua siendo excluyente, enviando a polígonos menos cuidados y visibles, a los marginados de la sociedad.  A pesar de estos desordenes contra nuestra específica custodia natural, quiero creer que nunca es tarde para rectificar, aunque a poco que reflexionemos, nos damos cuenta de que somos una generación alocada, que se defrauda así misma, superando la realidad al universo creativo.

Este año, el Día Mundial del Medio Ambiente es una ocasión ideal para salir y disfrutar de la silvestre poética que nos circunda. Puede que las autoridades responsables de la gestión de los parques en algunos países sigan el ejemplo del Canadá y eliminen o reduzcan el precio de la entrada el día 5 de junio o durante un período más largo. Ojalá que lo hagan. Y con la naturaleza de cerca, la humanidad en su conjunto, sueñe con ese otro mundo posible, en el que todo era poesía, música y silencio, soledad y compañía. Este es el anhelo del soñador que suscribe.


Víctor Corcoba Herrero/ Escritor

Revista Digital "Ecos de los Estados". Mayo 2017