martes, 11 de julio de 2017

Conago y Gobierno de la República seguirán trabajando al servicio de la sociedad: EPN

  • La fuerza de México se sustenta en la fuerza de sus municipios, estados y regiones, aseguró.


Ello, para hacer de nuestros gobiernos un verdadero instrumento de cambio Se requiere del fortalecimiento institucional de los estados para lograr un desarrollo regional más equilibrado, y reducir las diferencias económicas y sociales entre entidades del norte y del sur, señaló.

En la Plaza de la República, el Presidente Enrique Peña Nieto encabezó la ceremonia de izamiento de dos banderas de México y una de cada entidad federativa, en el marco del XV Aniversario de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), en la que subrayó: “seguiremos trabajando hombro con hombro para lograr el federalismo eficaz que todos queremos, para hacer de nuestros gobiernos un verdadero instrumento de cambio al servicio de la sociedad”.

Destacó que “se requiere del fortalecimiento institucional de los estados para lograr un desarrollo regional más equilibrado, reduciendo las diferencias económicas y sociales entre las entidades del norte y del sur del país”.

Dijo a los Mandatarios estatales que “en este proceso de consolidación, saben ustedes que cuentan, y seguirán contando, invariablemente, con el firme respaldo y el permanente compromiso del Gobierno de la República. Ha respaldado a las entidades y las seguirá apoyando siempre con espíritu de corresponsabilidad y sentido de unidad”.

Afirmó que lo que quieren los ciudadanos, es que “fortalezcamos a las entidades federativas para que cuenten con las atribuciones, las responsabilidades y las capacidades institucionales que les permitan responder a las demandas de la población”.


“Estoy convencido”, abundó, “de que la fuerza de México se sustenta en la fuerza de sus municipios, estados y regiones. En la medida en que esto se consolide, el desarrollo del país será más rápido y también más equilibrado”.

Casas de día refugio ideal para adultos mayores


Valle de Chalco Solidaridad, Estado de México.
Con la finalidad, que todo adulto mayor disfrute de comodidad durante su estancia en la “casa de día”, donde decida participar y dando cumplimiento a su compromiso con senectos, el Arquitecto Ramón Montalvo Hernández Presidente Municipal Constitucional.

Instruyó a Silvia Montalvo Hernández presidenta del Sistema municipal Dif, así mismo a Manuel Jiménez Reyes, director general de la altruista institución, a visitar la totalidad de inmuebles, que dan albergue a adultos mayores, con la finalidad de conocer el estado de su estructura y necesidades de equipamiento.

Acciones, con el único propósito de hacer valer su palabra el jefe del gobierno Montalvo Hernández, hecha ante el sector de “cabecitas blancas”, visitar sus moradas, convivir con ellos, mediante dialogo directo conocer sus proyectos y necesidades, para posteriormente estudiar cada una de las exposiciones y solucionarlas a la brevedad posible.

Comisionando para esta excelente labor a Erik García Santiago, Coordinador en el Sistema para el desarrollo Integral de la Familia Dif, del programa adultos mayores, INAPAM, y del entretenimiento denominado “los Reyes del Baile”, ser el responsable de asistir a cada uno de los domicilios, donde se refugian personas de edad avanzada, para convivir con sus semejantes.

García Santiago, luego de venir constatando la situación estructural de cada una de las edificaciones, ha rendido informe de la problemática al mandatario Arquitecto Ramón Montalvo Hernández, quien a su vez instruyo al ingeniero Orlando Llera Vargas, director de obras públicas, llevar a efecto los trabajos requeridos en las “casa de Día”, de acuerdo con sus necesidades.

De tal suerte para la población de cabecitas blancas, que el ejecutivo Montalvo Hernández a pesar de sus múltiples ocupaciones, viene dándose tiempo para asistir de manera frecuente y sorpresivamente a las multicitadas “casas de día”, acompañado por personal responsable de las tareas de recuperación de las deterioradas fincas.


Cabe mencionar que, en estos domicilios destinados para proporcionar abrigo a gente de vanguardia, las personas que ahí se refugian durante el día, llevan a cabo numerosas disciplinas, como son prácticas deportivas, cívico culturales, gastronomías y artesanales, con respecto a sus trabajos artesanales, estos son puestos a la venta, obteniendo con esto ingresos económicos para su beneficio personal, y familiar. 

Algo más que palabras

Reconducirnos como agentes motivadores

Tenemos que decir ¡no! a esta mentalidad tan mediocre, sumisa al poder y a las riquezas. Necesitamos tomar un nuevo rumbo y orientarnos hacia una perspectiva más humana, donde impere la ética sobre todo lo demás. De entrada, hemos de concienciarnos que la más importante medida de éxito es la supervivencia de toda la población, lo que nos exige otro raciocinio que nos lleve a una transformación de respeto y bienestar del conjunto ciudadano. En consecuencia, ha llegado el tiempo de las acciones valientes y audaces, para encaminarnos a afrontar, con familiaridad, las dificultades y los desafíos del momento actual. Para este ejercicio de renovación al que todos estamos llamados, sin exclusión alguna, el mejor tratamiento es ponerse los unos al servicio de los otros, dejándonos guiar por un auténtico hálito de concordia. Con armonía todo se reconduce mejor, y hasta el mismo deseo de vivir, se refuerza en el amor, que es donde se halla la clave de toda esperanza. Por tanto, hemos también de pasar de la pasividad que sufrimos (sálvese el que pueda), a la actividad responsable, pues cada cual ha de ser protagonista en su ámbito de actuación, aunque es de elogiar el verdadero tesón del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), sobre todo a la hora de apoyar la planificación familiar mediante el abastecimiento seguro y continuo de contraceptivos de calidad, el reforzamiento de los sistemas de salud nacionales y el apoyo incondicional a políticas sociales y de asistencia.

Indudablemente, la distribución espacial de los pobladores y la urbanización están estrechamente ligadas a los desafíos y oportunidades de desarrollo. En este sentido, más de la mitad de la población mundial ya reside en zonas urbanas. Según las estadísticas recientes, la tasa de crecimiento urbano es mucho mayor en África y Asia, donde se proyecta el 85% del aumento mundial de la población habitante entre 2015 y 2030 que se produzca, mientras que la población rural restante depende cada vez más de centros urbanos para el progreso social y económico. Sea como fuere, considero que las políticas mundiales para mejorar las condiciones de vida de las personas en las zonas rurales y urbanas y para promover la urbanización sostenible, tienen que ser mucho más relevantes. Hemos de ser más generosos con los que menos tienen, y a la vez hemos de ayudarles a su realización, trabajando próximos para resolver estos graves problemas demográficos, donde impera la pobreza y la desigualdad. Ésta última como jamás. Por otra parte, es evidente que los seres humanos necesitamos, para crecernos de manera proporcionada, espacios y recursos naturales, condiciones de justicia e igualdad, libertad, derechos humanos, trabajo digno, áreas de esparcimiento y ocio….A mi juicio, contiguo a esta necesidad, uno de los mayores problemas a los que nos vamos a enfrentar es la escasez de agua potable; por lo que hay que detener, con urgencia, la contaminación ambiental.

Adyacente a ese ¡no! rotundo de deshumanización de la especie pensante, hemos de reflexionar, sobre todo para dar salida a otra atmósfera más compasiva, menos violenta, que proteja y aumente los recursos naturales, cuide el bien más preciado, el agua, en vez de utilizar enormes recursos económicos para la fabricación de armas y destrucción, utilizando para ello el fluido de los lagos, mares u océanos, después de tratarlo y distribuyéndolo a donde sea necesario. También hay que avanzar, y nunca retroceder, en materia de producción de alimentos, economía, salud, educación, política y bienestar social. De igual modo, hemos de evolucionar en la observancia a la dignidad de la mujer, proporcionándole una serie de opciones de planificación familiar y libertad de elección. Deberíamos lograr, por ende, que esto fuese un componente esencial de los servicios de atención sanitaria, eliminando cualquier restricción social al respecto. En todo caso, es público y notorio, que no podemos seguir cohabitando con el territorio de la indiferencia, hemos de transformarnos hacia otros horizontes más equitativos, mediante alianzas de cooperación y colaboración real y visible. No podemos seguir degradando el planeta, que es como devaluarnos a nosotros mismos, requiero a las culturas que se humanicen, que propicien sociedades justas y fraternas, porque al fin, tampoco puede haber continuidad del linaje sin sosiego. Lo saben bien los sembradores del terror. De ahí, la necesidad de reconducirnos como agentes motivadores de paz, dispuestos a velar para que todas las personas puedan vivir dignamente, en un entorno tan humanitario como esperanzador.

Ojalá se movilicen todos los medios necesarios para implementar la anhelada agenda 2030, porque ganaremos todos, en la medida que establezcamos alianzas, y no desuniones, en favor de un espíritu de mayor entrega a los demás, con especial ahínco en aquellas gentes más pobres y vulnerables. El objetivo, sin duda, es que nadie se quede atrás y podamos reafirmarnos en un mundo fraternizado, sin fronteras ni frentes, donde se admiren las razas, el origen étnico y la diversidad cultural, con idénticas oportunidades para todos, y la humanidad pueda vivir en conformidad con la naturaleza. No es un sueño. No debiera serlo. Ya estamos globalizados, ahora nos falta conjugar sentimientos y emociones, activar el sentido de la exigencia, para promover la salud y el bienestar, anexo a un estado de derecho efectivo y a una buena gobernanza en todos los niveles, con instituciones transparentes, volcadas en hacernos más llevadera la vida. Por ello, hacen falta menos palabrerías y más iniciativas contundentes que garanticen, principalmente en los jóvenes, un empleo en condiciones dignas. También deberemos pensar más en nuestros mayores; un colectivo que, en demasiadas ocasiones, es discriminado totalmente. No importa la edad, cada etapa existencial tiene sus potencialidades, y marginarlas o menospreciarlas, aparte de ser algo cruel, es un absurdo más, ya que es la unión de todos lo que acumula talento, energía y experiencia para la ejecución de un mundo transformado.

Lo que no podemos seguir es avivando contiendas entre poblaciones, ha llegado el tiempo de esperanzarnos en construir un mundo mejor para todos, un mundo más habitable, un mundo más humano en definitiva. Aún estamos a tiempo de reencauzarnos, a poco que nos adentremos y hagamos realidad la Carta de las Naciones Unidas, pues es la máxima expresión de esos valores morales hoy perdidos,  reorientándonos y redirigiéndonos más allá de los pueblos, con todas las plazas dispuestas a reemprender un viaje asambleario, donde nadie sobre ni falte, para llegar a buen puerto y que sus logros sean lección para las generaciones venideras. Ciertamente, aún tenemos muchas barreras en el camino, algunas de igualdad de género. Hay que derribarlas y entonar otro abecedario más del corazón que de las finanzas, más del amor que del interés. Algunos moradores de este caótico planeta, en el año 2015, despertaron e hicieron un compromiso hasta ahora sin precedentes, cuando menos para poner fin a la pobreza, transformando la manera en que vivimos. La idea es formidable, máxime en un momento en el que se someten a las poblaciones a mecanismos de mayor exclusión y dependencia. El futuro al que aspiramos, desde luego, nos pide actuaciones globales; pero la fragmentación social es un hecho que termina por enfrentarnos unos con otros para preservar los propios egoísmos humanos. Confiemos en la sensatez para que sepamos potenciar, como donantes de aliento, lo mejor de cada uno de nosotros. Al fin y al cabo, el único emblema de supremacía que conozco es la compasión. Compadecernos ya es humanizarnos. Sin duda, un buen proceder el de la entereza altruista para salvaguardarnos.

Víctor Corcoba Herrero/ Escritor