miércoles, 3 de marzo de 2010

Catástrofe en la República de Chile

Francisco Velasco Zapata

Estado de catástrofe fue la forma en que la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, definió los hechos ocurridos en su país como consecuencia del fuerte movimiento telúrico, clasificado por los especialistas como terremoto, en virtud de que alcanzó los 8.8 grados en la escala de Richter. Llama la atención que la palabra catástrofe usada por Bachelet (del griego, may "mala estrella") supone un hecho natural o provocado por el hombre que afecta negativamente a la vida, al sustento o industria desembocando con frecuencia cambios permanentes en las sociedades humanas, ecosistemas y medio ambiente. La presidenta Bachelet no es aficionada en el terreno de las declaraciones. Se podría decir que por su experiencia política, sus años de presidenta de Chile y estudios académicos es experta en declaraciones a la prensa, por lo cual sabe de lo que habla y entiende el alcance de sus declaraciones.


Catástrofe, desastre o destrucción son sinónimos, pero los sinónimos no son perfectos. Definen cosas parecidas, pero no exactamente iguales. En Chile se juntaron dos hechos catastróficos: un terremoto y un Tsunami. Ambos produjeron desastres por donde pasaron. Se habla de más de un millón de casas dañadas y por lo tanto de daños a los bienes de un porcentaje muy alto de los habitantes de ese país. Se habla, asimismo, de la afectación grave a las casas, industrias, infraestructura y servicios públicos en siete de las trece regiones que componen el territorio de Chile. La mayor concentración de chilenos habita en la región centro de ese país. Ahí se encuentra, entre otras ciudades, Santiago (la capital), Viña del Mar y Valparaíso (sede del poder legislativo). Ahí habitan más del cincuenta por ciento de los chilenos que, se estima, son poco más de quince millones. Casi los mismos habitantes que el Estado de México.


No se trata de echarle la culpa a nadie de la destrucción que generó el terremoto y Tsunami en Chile. No se trata, tampoco, de opinar sin bases, pero recordemos que los grandes avances científicos, los que cambiaron a la humanidad medieval y nos trasladaron al renacimiento, se basaron en observaciones. Observaciones del comportamiento de la naturaleza, de las reacciones químicas, de cómo el hombre -experimentando- podía cambiar el curso normal de esos fenómenos. En nuestra época eso no ha variado mucho, a pesar de que los avances tecnológicos son impresionantes. Por ello, bastaría que un grupo multidisciplinario de profesionistas: historiadores, economistas, físicos, químicos, matemáticos, sociólogos, politólogos, entre varios más, hicieran ardua labor de investigación sobre antecedentes históricos de tsunamis, terremotos, lluvias atípicas, inundaciones, sequías y más, sin dejar de lado la cronología de hechos anteriores o posteriores para que se comprobara si la naturaleza actúa tal y como nos quieren hacer creer ahora o, como ahora, sólo estaríamos presenciando cortinas o juegos publicitarios para que el mundo no voltee a ver quién o quienes experimentan para modificar en su beneficio el cambio climático y ello les permita provocar inundaciones, sequías, huracanes y hasta terremotos.


No se trata de endilgarle a nadie lo que ocurrió muy recientemente en Haití o ahora en Chile. Pero en todos los casos relacionados con catástrofes vinculadas a fenómenos climáticos -en cualquier parte del mundo- han empezado a surgir dudas inquietantes respecto a si fueron hechos producidos por la naturaleza o intervino “Pinky y Cerebro” en la detonación de los mismos. Dudas semejantes han surgido sobre los lluvias “inusuales” o “atípicas” que azotaron al Valle de México el pasado día de la Candelaria y que dejaron miles de damnificados. Algo parecido se pensó cuando ocurrió lo de Valle Dorado en Tlalnepantla, México. Que la naturaleza pase facturas a los humanos, a la sociedad de nuestros días por los abusos en que ha incurrido la industrialización contaminante, el uso y abuso experimental de armas bacteriológicas o nucleares, el aerosol o el uso indiscriminado del plástico es hasta cierto punto razonable; sin embargo, no sería nada razonable que la humanidad estuviera siendo victima de las estupideces de un pequeño grupo de idiotas que sólo buscan su beneficio personal o la destrucción de sus enemigos usando métodos no convencionales -muy nuevos y hasta desconocidos- que hacen pasar a la madre naturaleza como asesina de inocentes. Ni el beneficio personal, mucho menos el odio racial, deberían ser permitidos como factor de destrucción de pueblos y ciudades. Nunca debemos permitir que eso ocurra. Nunca debemos permitir que vuelva a ocurrir. ¿Y usted, cómo la ve? Politólogo.

lunes, 1 de marzo de 2010

INTLILTIC IN CHICHILTIC

(Lo negro y lo rojo) idioma náhuatl
"Grupo de Danza precuahtemica".

Fotos: Liberal Mexiquense
En Valle de Chalco Solidaridad, Méx.- Un gran reconocimiento al representante del Grupo de Danza precuahtemica, Miguel Ángel Resendiz Jiménez, quién sigue fomentando la cultura Náhuatl en este municipio y en otras regiones; esta cultura es considerada como una de las riquezas de nuestro país mexicano donde se pone muy en alto las tradiciones e historia de nuestros antepasados, son aquellos conocimientos que a hoy no se deben de perder, al contrario deben de ser reconocidos y conocidos por niños, jóvenes y adultos.


Este es un ejemplo a seguir, no olvidemos nuestras riquezas, mucho menos nuestra cultura y tradiciones que nuestros antepasados nos dejaron como herencia, es necesario seguir fomentando la cultura en todas las regiones del país, para conocer un poco más a fondo lo que significa ser mexicano.