sábado, 22 de agosto de 2009

LOS MALANDRINES


Críticos ¿Mercenarios?

Francisco Velasco Zapata

Dice el Presidente Calderón que “hablar mal de México se ha convertido en un esfuerzo cotidiano del cual muchos hasta de eso viven”. Como su expresión es ambigua no podemos estar seguros a qué se refiere. No sabemos si habla de este o aquellos que dentro o fuera de México hablan mal del país por el tema de la influenza o de la grave crisis de seguridad que enfrenta el país, o respecto a los riesgos que corren los capitales instalados en nuestro territorio por la guerra contra el crimen organizado, además del riesgo de ser secuestrado, levantado o asesinado. Lamentablemente el gobierno del Presidente Calderón tiene la más alta responsabilidad de la mala imagen de México y, más aún de su gobierno, porque usan cuantiosas partidas presupuestales para formación de su imagen personal y no del país. Además para nadie es ajeno, ni nuevo, que desde hace mucho tiempo el gobierno insiste en afirmar que en México ¡no pasa nada! Su política de comunicación está orientada a insistir que ¡nunca pasa nada! Y los críticos, lamentablemente para ellos, siempre estamos atentos a como se conduce el país, sea en lo social, económico o político, ya que una y otra vez que vivimos en México crisis económica, de gobernabilidad, o de representatividad se dice por todo tipo de medios de comunicación que ¡no pasa nada! y lo malo es que tan poco hacen nada para que las cosas mejoren.

¡No pasa nada! es la clásica respuesta del gobierno -en turno- cuando por todos lados se avizoran señales de descomposición económica -crisis- para nuestro país y el mundo. En México no pasa nada, pero “la crisis de nunca acabar” azota a las generaciones más jóvenes y sus progenitores desde 1976, 1982, 1987; 1994-1995, 2002, y ahora desde el 2008 a la fecha, y quien sabe cuando acabe. Estas crisis económicas, financieras y de gobernabilidad se volvieron repetitivas y han resurgido como consecuencia de los desbarajustes económicos que ha generado el modelo económico neoliberal. En México no pasa nada pero cada crisis ha impactado de forma irreversible en el futuro de millones de mexicanos que sólo han visto como con cada cambio económico operado por el gobierno crece la desigualdad social. Todo a consecuencia de alta inflación, déficit en la balanza de pagos, devaluación, fuga de capitales, desempleo galopante, declinante poder adquisitivo y pésima calidad de vida para las grandes mayorías. Nadie está por el regreso del proteccionismo de Estado en la competencia externa e interna; no esperamos subsidios indiscriminados a la producción y al consumo; en cambio estamos porque haya verdaderamente un esfuerzo presupuestal en pro de la investigación y desarrollo económico, político y social del país; porque haya auténticas innovaciones tecnológicas, así como políticas de gobierno acertadas, eficaces, eficientes y oportunas.. Pero de eso hemos visto muy poco o nada.

Para salir de los problemas el gobierno ha aplicado rigurosamente las recetas que tanto el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo han exigido: reorganización económica, apertura del mercado nacional, eliminación de barreras comerciales, eliminación de controles de precios y subsidios, privatización de 937 de las 1,115 empresas públicas propiedad del Estado que implicó la transferencia de las mismas a privilegiados grupos financieros que sostenían y sostienen vínculos “patrimonialistas” con la “tecnoburocracia”, reducciones al gasto de las políticas sociales, libre cambio de la moneda, así como amplias reformas políticas y una cada vez más relativa modernización administrativa. Todo para adelgazar al Estado de Bienestar, el de la economía mixta que durante una larga etapa de la historia del país permitió el crecimiento sostenido del producto del ingreso del país y del ingreso por habitante. Todo cambió para que siguiera quedando igual: Gobierno débil, un selecto grupo de empresarios muy ricos y poderosos, la clase media en una posición patética y un pueblo con más y más sed de justicia, con hambre y tentado frecuentemente por el diablo al estallido social. Pero lo más lamentable de las crisis es que cuando se presume emergemos de las mismas, los “super millonarios”, terminan con más dinero y poder. Mientras, la gran masa popular del pueblo mexicano -casi setenta millones- está cada vez más en pobreza extrema porque no hay crecimiento económico y la distribución de la riqueza en el país es prácticamente inexistente, de burla. Entre mayores ingresos se generan y más grande es el PIB del país, más se agranda la brecha entre muy ricos y muy pobres.

No pasa nada, nos dicen, pero seguimos tan estancados como en el último cuarto de siglo XX o peor, como al principio del mismo. En México, según los responsables de la economía nacional estamos mejor preparados en lo económico que en el pasado y “no pasará nada”, por lo cual -nos dicen- no hay nada que temer, pues, nada va a pasar. El Presidente ha de considerar que criticar su gobierno es "criticar a México", deslizando ese comentario insidioso como un preludio de represión abierta contra la prensa y todos aquellos medios que no piensan como él. En lugar de defenderse de las críticas con discursos fatuos debería asumir que quien prometió ser el “presidente del empleo” fue él, pero no ha cumplido y no se ve que pueda cumplir. En lugar de molestarse por las críticas debería preparar sus respuestas respecto a qué ha pasado y que se ha hecho para remediar el despilfarro -a la fecha- del 30% de nuestras gigantescas reservas, acumuladas durante el auge petrolero y que sólo ha proveído abundantes dólares a los especuladores. Él que encabeza el gobierno federal debería hacer algo para sancionar ejemplarmente a quienes han convertido la verdadera democracia en un circo mediático y mercado callejero, auspiciando la generación de insaciables burocracias electorales protervamente llamadas "ciudadanas". Deberían hacer algo para trascender a la lamentable criminalización de la sociedad, violando garantías de ciudadanos inocentes, mientras el crimen organizado es protegido y custodiado. Deberían dejar de jugar al patriota y dejar de atacar a los que abogamos por cambios de fondo que incluyan a toda la población en vez de arrojarla a los brazos de la delincuencia, porque a los ojos de todos los mexicanos, con lamentables excepciones, el país se les está desmoronando en las manos. ¿Y usted, cómo la ve?
Politólogo.

LOS MALANDRINES

Por conducir en estado de ebriedad, pierde el control volcándose sobre la autopista México-Puebla, dirección al Distrito Federal, en el Km 26.5, municipio de Valle de Chalco.



Los responsables de este accidente, resultaron ser presuntos servidores públicos, de entre ellos, el conductor de nombre Armando Indagues Ramírez, de 37 años de edad, (al parecer policía judicial de Ecatepec), en compañía de la copiloto de cargo Ministerio Público del mismo municipio, Beatriz Morales López, de 25 años de edad, quienes afortunadamente salieron ilesos, únicamente con raspones.


Valle de Chalco, Méx.- El pasado 20 de Agosto año curso, conductor irresponsable que manejaba en estado de ebriedad, ocasionó tráfico vial al volcarse con su camioneta Toyota color blanco, con placas 217-WEF del Distrito Federal, sobre la autopista México-Puebla, kilómetro 26.5, a la altura del bien conoció “Puente Rojo”. Alrededor de las 19:00 hrs.




En este percance automovilístico, no falto la intervención oportuna de policías municipales de Valle de Chalco con número de patrullas 272, 0315, 274, 302, y la del municipio Ixtapaluca que tampoco tenía nada que ver, con el número 502, quienes en esos instantes usurpaban funciones a sabiendas que la autopista federal únicamente le compete a la Policía Federal; pero, según las versiones de los elementos de la policía roba-municipal, era la de auxiliar a los accidentados, sin embargo, como no lograron su cometido el conductor accidentado fue remitido dentro de la unidad 274 de la Policía municipal de Valle de Chalco, donde para después ser rescatado por la policía federal No. De patrulla 12805, mismo que también encubrieron a los presuntos servidores públicos del municipio de Ecatepec, para no tomarles la fotografía, posiblemente para no afectar su imagen de estos par de malandrines servidores públicos que se embriagan con los impuestos que paga el pueblo.



“Por eso, en México estamos como estamos” ¿Dónde quedo la supuesta Ley que nos rige a los Mexicanos? Siendo que la misma es corrompida por las mismas autoridades de los tres niveles de gobierno que por proteger a este tipo de malandrines marginan la “Libertad de Prensa”, obstruyendo el trabajo de los medios de comunicación.

lunes, 17 de agosto de 2009

Sequía de agua y soluciones

Francisco Velasco Zapata
Muy poca gente, incluido el gobierno en sus tres niveles, han reflexionado -lo suficiente y acertadamente- acerca de que el ser humano puede vivir sin fuentes de energía convencionales, con economías en crisis y hasta en sistemas políticos autoritarios, totalitarios o dictatoriales, en sociedades injustas, pero no puede subsistir sin la disponibilidad del agua. El agua es un recurso estratégico para cualquier población y su supervivencia. Eso no implica, desde luego, que el gobierno abuse de los contribuyentes cumplidos con incrementos absurdos y con alta corrupción en el manejo de los recursos de los organismos encargados de su administración, sobre todo los municipales que apenas recuperan el 35% de sus costos de operación y presionan de forma creciente las finanzas públicas mediante subsidios que tapan un hoyo y abren miles.
La tendencia en nuestro país es que, tanto por condiciones naturales como sociales, el agua se está volviendo un recurso escaso en virtud de la sobreexplotación, mal aprovechamiento y desperdicio de la misma. Evidentemente, entre más crecimiento poblacional haya, menor será la disponibilidad por habitante. Existen estudios que afirman que mientras en 2005 existía una disponibilidad de 4800 metros cúbicos por habitante al año, para el 2025 se considera sólo habrá 3500 metros cúbicos, ello en obvio del crecimiento demográfico y en virtud de la tendencia del líquido a desaparecer como agua potable. Si la demanda por crecimiento poblacional aumenta, no es de sorprender que aumente, también, en virtud de la demanda de agua en zonas con escasa disponibilidad. En este último tipo de casos muchos gobiernos municipales han hecho de las suyas cobrando lo que no otorgan y lucrando con la necesidad del agua a través de pipas que cobran de acuerdo con la lógica: “según el sapo es la pedrada”-; asimismo, existen graves problemas de contaminación de cauces, lagos y acuíferos, totalmente descuidados por el gobierno.
Ni el gobierno, ni la ciudadanía deberíamos soslayar que el aprovechamiento del agua va de la mano con el bienestar de la ciudadanía en su conjunto, que su escasez y contaminación determinan la calidad de vida de una comunidad. Por ello es tan relevante que nos quejemos de los nuevos asentamientos humanos -como los surgidos en la última década en Toluca, Metepec, Huixquilucan, Naucalpan, Tlanepantla, Coacalco, Tultitlán, Cuautitlán Izcalli Ecatepec, Tecamac, Ixtapaluca, Chalco, etc., que se han ido dando a las orillas de las nuevas autopistas de cuota o de caminos libres en ruinas sin ningún tipo de planeación o responsabilidad tanto del gobierno como de los promotores inmobiliarios, quienes han construido enormes edificios de departamentos que aumentan exponencialmente la demanda del vital líquido, pero además terminan por corromper los ciclos ecológicos que permiten la recarga de mantos acuíferos y, por lo tanto, conllevan riesgos para la población de una comunidad en general: grietas en el subsuelo que pueden producir reacomodos de la superficie (por ejemplo los de la colonia Nápoles, DF. y el municipio de Chalco, en el estado de México), con aumentos exponenciales de circulación vehicular y por lo tanto incremento de la contaminación por CO2, ruido, etc. No dar importancia a los ciclos ecológicos del agua es no tener presente que en México el 67% de la precipitación pluvial se presenta a lo largo de cuatro meses al año y que el 77% de la población habita comunidades donde se dispone de tan solo el 28% de la precipitación referida. Se sabe que esta situación puede empeorar en la medida que los flujos migratorios determinen una nueva orientación geográfica.
Todo lo anterior se agravará en la medida en que el cambio climático afecte este recurso ya que tanto huracanes como sequías periódicas -como la que azota actualmente al país- continuarán causando severos daños económicos a la infraestructura urbana y al bienestar de las personas. Adicionalmente a lo expuesto vale decir que la cobertura del servicio del agua en el país es insuficiente en la medida que más de 17 millones de personas no cuentan con el líquido en sus viviendas por lo cual tienen que recorrer largos tramos a pie para acarrear agua en cubetas. Lo peor: 44% de la dotación de agua se pierde por fisuras -fugas- en las redes de distribución -a cargo del gobierno- y por fallas o descomposturas de las tomas domiciliarias.
El estado actual de la administración gubernamental del agua es insostenible porque -según datos de la Comisión Nacional del Agua e instituciones académicas de investigación- no hay medición ni control de volúmenes usados por la mayoría de los titulares de derechos de agua; más del 50% del agua subterránea proviene de acuíferos sobreexplotados, principalmente por el riego agrícola ineficiente. Casi el 95% porciento de las aguas residuales de la industria y más del 85% de las tomas domésticas se vierten sin tratamiento a ríos, lagos y otros cuerpos de agua con lo cual se contaminan -en muchos casos irremediablemente- las cuencas provocando graves problemas de salud social que todos terminamos pagando. ¿Y usted, cómo la ve?
Politólogo.