- Nadie huye de hogares amorosos, afirma el realizador Martin
Bell; un millón de niños y jóvenes huyen anualmente de sus casas en los E.U.;
niñas impúberes prefieren inmolarse que contraer matrimonio con hombres mayores
en Pakistán, India y Afganistán; bodas obligadas o poligámicas también ocurren
en otras latitudes y en E.U., explica Stephanie Sinclair
Pachuca de Soto, Hgo. México.- La proyección de “Streetwise”
en el FINI 2015 significó para los espectadores la recuperación de la experiencia,
de revivir la filmación con sus realizadores, el director de cine Martin Bell y
su esposa, la aclamada fotoperiodista internacional Mary Ellen Mark. El efecto
fue demoledor para los espectadores: mirar las consecuencias del abandono de
las instituciones gubernamentales del país más poderoso del mundo a sus
adolescentes en estado de vulnerabilidad, y cómo a esos jóvenes les esperan
tres destinos ineludibles: la muerte, las drogas o la cárcel, al convertirse en
unos “outsiders”, desadaptados.
Ambos, realizador y fotoperiodista, fungieron como jurados
en el Concurso Internacional de la Imagen que se efectuó en la V Edición del
Festival Internacional de la Imagen, este año auspiciado por Conaculta y el
Patronato de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo entre el 8 y 15 de
mayo.
Este trabajo fílmico que el realizador estrenó en 1984, le
mereció una nominación al Oscar de la Academia de Artes y Ciencias
Cinematográficas de los Estados Unidos. El documental es una desesperanzadora
muestra de la vida en las calles de 9 jóvenes sin alternativas, sin destino,
sin proyecto de vida, sin salida, que pone de manifiesto los resultados de la
disfunción familiar y, al ser la familia el núcleo de la sociedad, se
extrapolan las conclusiones a la descomposición de la vida social de los
Estados Unidos.
El documental de Martin Bell nació de una idea surgida a
partir de un reportaje de la periodista de Life, Cheryl McCall, que su esposa
Mary Ellen Mark ilustró con su trabajo fotográfico, aparecido en la edición de
julio de 1983. “Cada año más de un millón de adolescentes huyen de sus casas,
la mayoría son niñas y nadie los reporta nunca como perdidos, sólo tienen la
total indiferencia de sus padres. Cada año unos 5,000 adolescentes no
identificados terminan en tumbas sin nombre, de acuerdo con los registros
federales, y otros 50,000 simplemente desaparecen. Nadie sabe lo que les pasa”,
reza el reportaje de McCall.
Mary Ellen Mark, ya célebre por sus trabajos de profundo
interés social, instó a su esposo a que se hiciera un documental basado en ese
reportaje. El director siguió el consejo de su esposa y la línea argumental la
fundamentó en un personaje de las calles, Erin Blackwell, una prostituta-niña
de 14 años que se conoce en el filme con el nombre de ‘Tiny’, vagabunda que
pasa algunas partes de su tiempo en la casa de su madre alcohólica, Pat, quien
no parece inmutarse por la prostitución de su hija, calificando esa vida como
sólo una "fase", aunque la chica padezca gonorrea.
Tras la culminación del documental, Mary Ellen Mark continuó
fotografiando a Erin, y el resultado dio origen a dos libros más que revelan
cómo después de “Streetwise”, Tiny continuó su vida de prostitución, se
convirtió en una adicta a las drogas, obesa y dio a luz a nueve hijos engendrados
por varios hombres diferentes. También se exhibe la muerte de uno de los
personajes, el encarcelamiento de otra de ellos, así como en qué terminó la
vida de los chicos.
A mediados de la década pasada Mark y Bell en otra película
de 23 minutos, ilustran los años posteriores de Erin, tras sus continuos
naufragios. Ya en edad madura, se había rehabilitado y se estableció con su
marido y sus hijos menores. A partir de 2005, la página web de Mary Ellen Mark
dedicado a las películas de Martin Bell, señaló que Erin tuvo diez hijos.
Martin Bell, ante un auditorio respetuosamente silencioso
tras las proyección de Streetwise y las secuelas, en el Salón de Actos Ing.
Baltazar Muñoz Lumbier del Centro Cultural La Garza, explicó que finalmente el
problema de los chicos en la calle sí es un problema de Justicia Social, porque
“ningún chico huye de familias amorosas”.
También se proyectó un videodocumental sobre el trabajo de
Stephanie Sinclair que devino en el proyecto “Too Young to Wed”, una fundación
dedicada a visibilizar y exhibir, ante quienes toman las decisiones para
cambiar las leyes, políticas o intervención de los organismos de derechos
humanos, aquellas situaciones que van contra los derechos fundamentales de los
niños y niñas, como pudo patentizar a lo largo de su trabajo como
fotoperiodista al atestiguar lo traumática que es la tradición cultural de
llevar al matrimonio a niñas cuyos cuerpos aún no están listos ni para el coito,
ni para el parto.
El film expone también las condiciones de sometimiento y
servidumbre con respecto a los padres, esposos y en general varones de su
familia, habla del patriarcalismo que considera a la mujer como un ser que no
alcanza la categoría de humano y al que no se le debe ningún tipo de
consideración respecto a las decisiones que pueda o deba tomar sobre su vida,
cuerpo y tareas a las que ha de dedicar su vida.
Ante un auditorio lleno de jóvenes provenientes de diversas
escuelas de educación media y superior del Estado de Hidalgo y de otras
latitudes del país, Sinclair explicó que fue Marcus Bleasdale quien la apoyó
para convertir su trabajo en un video, el cual al ser exhibido atrajera la
atención de más auditorios para crear conciencia de la responsabilidad de los
gobiernos y de la comunidad internacional para modificar las condiciones
lesivas, agresivas y dolorosas en que viven las niñas y jóvenes de esas partes
del mundo.
“Este videodocumental es apenas una muestra de lo que hallé
mientras se me asignó la tarea de cubrir la guerra de Afganistán, me causó
espanto y me propuse documentarlo, pero no sólo con fines periodísticos sino
con el firme propósito de impulsar políticas públicas para mejorar la situación
de las niñas y no se les obligue a casarse. Es tal su terror, que comenzaron a
prenderse fuego antes de estar sometidas a su marido, a relaciones sexuales que
las lesionan físicamente y a golpes y maltrato por parte de sus maridos por
minucias absurdas. No hay nada que justifique ese trato”, dijo Sinclair.
Sinclair agregó que el asunto requiere urgentemente
educación en aquellas áreas y en otras latitudes porque las creencias para
violentar la vida y los cuerpos de las niñas tienen que ver hasta con
supersticiones. En su videodocumental también mostró que sucede lo mismo en
México y dijo que en los Estados Unidos hay regiones en que las mujeres se
siguen casando demasiado jóvenes por creencias religiosas y totalmente
sometidas a voluntades diferentes de la propia.
Ambos documentales que se exhibieron durante el Festival
Internacional de la Imagen, FINI 2015, pusieron de manifiesto que desde la
perspectiva de dos periodistas de países económicamente más favorecidos del
mundo, las condiciones de Justicia Social en ámbitos específicos y exhibidos a
través de la fotografía pueden ser el recurso para hacerlos llegar a los
tomadores de conciencia y a desmitificar el mito de que el primer mundo es el
paraíso en la repartición de bienestar para sus pobladores.