viernes, 22 de junio de 2018

Condena comunidad universitaria clima de terror en Hidalgo


Pachuca de Soto, Hidalgo. 
La comunidad de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo condena enérgicamente el clima de terror generado por el gobierno estatal contra miembros de la comunidad universitaria y de los partidos políticos que han decidido promover el cambio y la sana alternancia en ejercicio de su derecho a votar y ser votados, en el contexto del actual proceso electoral.

Repudiamos y condenamos el uso de las policías estatal y municipal para la fabricación de delitos en evidente prejuicio de las personas, como lo confirma, una vez más, la privación ilegal de la libertad y la vulneración a la persona y propiedad sufrida por la licenciada Gabriela Mejía Valencia, coordinadora de Administración y Finanzas de esta casa de estudios, el pasado viernes 15 de junio.

Nuestra compañera circulaba en la carretera Pachuca-Tulancingo y al transitar por Mineral de la Reforma fue detenida en un retén de revisión y se le acusó sin mediar razón legal alguna que lo justificara, con el pretexto burdo de que conducía un automóvil “robado”.

Cuando presentaba los documentos, la unidad fue impactada por una camioneta con placas de circulación MTW-69-95 del estado de México, lo cual originó que los policías procedieran a llevarse las dos unidades al corralón bajo el argumento de que las partes no llegaron a un acuerdo.

Aunque la universitaria demostró la propiedad del vehículo, fue sometida con abuso de fuerza y un despliegue desmedido de patrullas y personal de los cuerpos policiacos de Mineral de la Reforma y del gobierno estatal. Fue remitida a las oficinas de seguridad estatal y de ahí se le llevó, esposada y vigilada por numerosos policías, a la Procuraduría General de Justicia del Estado. En todo caso, los hechos generarían solo una infracción administrativa de tránsito, por lo que no se justifica la violencia policial ejercida. Del causante del accidente se desconoce si fue retenido en igualdad de condiciones.

Durante los sucesos varios compañeros universitarios intentaron defender del empleo desmedido de la fuerza a la licenciada Mejía y fueron reprimidos y dispersados con violencia usando gases lacrimógenos.

La sucesión de hechos de esta naturaleza hacen patente la escalada de violencia que se ha ejercido, desde el inicio de la actual administración estatal, contra la máxima casa de estudios de la entidad y su comunidad. Como ciudadanía, observamos que se ha perdido el respeto a la persona y patrimonio; las autoridades estatales olvidan que el individuo, sus propiedades y posesiones son inviolables y actúan arbitrariamente al margen de la legalidad.

En tal sentido, destacamos la retención de recursos federales, el corte arbitrario del suministro del agua, los ataques ilegales a la autonomía, la agresión al presidente de la Sociedad de Alumnos de la Escuela Superior de Huejutla, las acusaciones dolosas de una supuesta simulación de huelga, la detención “fabricada” de Alberto Isaac García, hijo de la licenciada Lidia García Anaya, la agresión contra ciudadanos por parte de grupo de choque tolerados por las autoridades, los ataques al candidato Julio Menchaca y ahora la ilegal actuación contra las universitarias Gabriela Mejía, Elsa Ángeles y Leyla Chávez.

Condenamos el creciente clima de terror que hoy caracteriza a la entidad hidalguense. Exigimos que el gobierno estatal asuma su responsabilidad de garantizar el Estado de Derecho, justicia y seguridad para sus gobernados, y que respete su legítima voluntad para participar en un proceso electoral limpio y seguro.

Denunciamos la violencia con la que ha actuado la policía estatal en perjuicio de los universitarios, particularmente contra las mujeres, quienes han sido agredidas en forma machista, sexista y misógina, haciendo uso faccioso de las instituciones encargadas de salvaguardar la seguridad de la población.

Demandamos el cese de la escalada de violencia contra los ciudadanos y, particularmente, la dirigida a la comunidad universitaria. Conminamos a las autoridades a conducirse en el marco de la legalidad en la actual coyuntura electoral que se vive en el país y en el estado de Hidalgo.

Los universitarios también somos ciudadanos. Nos preparamos para generar cambios trascendentes, y lo haremos con el pleno derecho a participar libremente en el ámbito de nuestra elección y con los ciudadanos a este proyecto nacional.

Responsabilizamos a las autoridades del gobierno de Omar Fayad Meneses, encargadas de garantizar la seguridad y el bienestar de la población, por el menoscabo de los derechos, la integridad física y el patrimonio, de lo miembros de la comunidad universitaria.

martes, 19 de junio de 2018

Policía estatal de Hidalgo "levanta" a la coordinadora de administración y finanzas de la UAEH

Pachuca de Soto, Hgo.
Gabriela Mejía Valencia, coordinadora de administración y finanzas de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) fue virtualmente “secuestrada” por elementos de la Policía Estatal, quienes la detuvieron en un retén bajo el argumento de que el vehículo en el que viajaba era robado, lo cual es falso ya que demostró con su tarjeta de circulación la legítima propiedad de unidad.

La arbitrariedad se registró alrededor de las 18:05 horas sobre la carretera Pachuca- Tulancingo, a la altura de Pachuquilla, donde elementos de la policía estatal montaron un retén de revisión. Los uniformados le indicaron que su unidad era robada y de inmediato la amedrentaron y ultrajaron.

Mientras eso sucedía la camioneta de la contadora Gabriela Mejía fue impactada por una camioneta de color rojo placas de circulación MTW-69-95 del Estado de México, lo cual ocasionó que los policías se llevarán las dos unidades al corralón que se localiza sobre el bulevar Ramón G. Bonfil, a la altura de la escuela preparatoria Zoebich.

Compañeros de la contadora Mejía acudieron a su auxilio ante el maltrato y agresividad de los uniformados, quienes actuaron contra la universitaria como si se tratara de un peligroso delincuente.

Los policías arrojaron bombas de gas lacrimógeno para dispersar a los compañeros de la contadora, misma que fue llevada a bordo de su unidad arrastrada por una grúa.

Ya en el corralón, nuevamente los policías lanzaron gas lacrimógeno a los compañeros de Gabriela Mejía, quienes querían saber sobre su situación. Al corralón llegó una unidad blindada antimotines que lanza agua a presión para intimidar a los compañeros de la contadora.

Gabriela Mejía fue retenida sin saber qué cargos le imputaban, y trasladada a las instalaciones después a las instalaciones estatales de la Procuraduría General de la República (PGR), ahora junto con la académica, periodista y activista de los Derechos Humanos, Elsa Ángeles, quien le realizó y difundió una entrevista a la detenida en los separos de la policía, y Leyla Chávez, también activista por los derechos de las mujeres.

Familiares y amigos de la contadora, Elsa y Leyla, que esperan afuera la las instalaciones de la policía estatal fueron nuevamente agredidos por los uniformados a toletazos y con polvo de extintores

Aún se desconoce la situación legal de las tres mujeres. La contadora fue detenida en un retén cuando viajaba a Tulancingo a pagar la nómina de trabajadores que construyen el área de estancias de los estudiantes de medicina, la cual se inaugura el 28 de junio.

Columna


Algo más que palabras

Todo está en nosotros
               
Toda esta vida es un caminar en tránsito haciendo familia, hacia un mundo global, hacia una patria celeste; y, por ello, es de justicia alzarse, ayudar a levantarse, y vivir favoreciendo los encuentros, para que nadie quede excluido, de ese bienestar que es buscado y anhelado por cualquier ser humano. En efecto, todo está en nosotros, somos la esencia del hacer, la luz que nos esclarece o las tinieblas que nos degradan. Sin duda, el momento actual puede ser desastroso o esperanzador, todo va a depender de nuestras actitudes de acogida y protección, de colaboración y hermanamiento. Ha de hermanarse la humanidad. Entiéndase bien el término.  Para empezar hay que decir ¡no! a cualquier tipo de rechazo. Los diversos gobiernos del mundo no pueden permanecer indiferentes ante ese mundo migrante que nos desborda, pero que es objeto de un tráfico ilícito como jamás se ha conocido. A propósito, un estudio reciente describe las principales rutas de contrabando y concluye que este tipo de trata es particularmente elevada entre los refugiados que, por falta de otros medios, necesitan recurrir a piratas para llegar a un destino seguro cuando huyen de sus países de origen. Bajo esta bochornosa realidad, es preciso ponerse en acción para un desarrollo humano más integrador, puesto que cualquiera de nosotros podemos ser mercancía de unos traficantes sin escrúpulos. Toca, pues, hacer piña en todo el orbe para poder dignificar cualquier existencia por ínfima que nos parezca.

En nosotros radica todo, el derecho a movernos o a no movernos, a emigrar o a no emigrar, porque el mundo es para todo ser humano, no únicamente para los privilegiados. No pongamos tantas barreras. Precisamente, el Día Internacional de las Remesas Familiares, que se celebra cada 16 de junio, está orientado a reconocer la importante contribución financiera de los trabajadores migrantes al bienestar de sus familias en sus lugares de origen y al desarrollo sostenible de sus países. También tiene como propósito alentar a los sectores público y privado y a la sociedad civil a hacer más y a colaborar para que esos fondos tengan el mayor impacto en los países en desarrollo. Por ejemplo, hay que hacer justicia en un mundo de tantas desigualdades, y aunque nos duela, no se trata de incrementar el bienestar de unos pocos, sino la dicha de toda persona. Nos corresponde reparar no tanto los discursos como las acciones,  dejémonos de dar migajas, donémonos en alma y cuerpo hacia aquellos con los que nadie cuenta, hagamos valer los derechos fundamentales en todos, y pongamos en valía el vínculo que nos fraterniza como especie pensante. Querer es poder. Que nadie se confunda optando por un espíritu destructor. Únicamente cultivándonos corazón a corazón podemos construir moradas que nos concilien, nos unan y simpaticen. Esta es la cuestión. Sobre esto, en el fondo, se funda el trascendente valor de la hospitalidad, ofrecida a cualquier migrante necesitado de refugio.

En un momento de tantas huidas y abandonos, por el impacto de mil conflictos y violencias, urge que los países trabajen unidos para brindar seguridad a quienes la reclaman. De nosotros, y exclusivamente de cada cual, va a depender que cese esta atmósfera de preocupaciones, reconstruyendo vidas, o lo que es lo mismo, activando otros cultos con el lenguaje del entusiasmo, sabiendo que las cosas que crecen desde el amor, jamás desfallecen, y que quien protege existencias, acrecienta la suya también. Hoy más que nunca, las palabras de san Juan Pablo II nos estimulan a ese cambio en nuestro modo de ser y de actuar: “Si son muchos los que comparten el sueño de un mundo en paz, y si se valora la aportación de los migrantes y los refugiados, la humanidad puede transformarse cada vez más en familia de todos, y nuestra tierra verdaderamente en casa común”.  Ojalá aprendamos a ser para los demás antes que para nosotros mismos. Por esta razón, es vital impulsar otras políticas más sociales, o si prefieren más poéticas, en el sentido de que todos somos necesarios e imprescindibles, también los migrantes y refugiados, los excluidos y marginados por este sistema injusto que se dice productivo, que nos endiosa hasta el punto de pensar que el mundo es nuestro o de unos pocos. La necedad no puede ser mayor. Organicémonos de otro modo más acorde con lo armónico, para que nadie se sienta un extraño, y todos nos podamos sentir útiles en la creación de ese cielo habitable, con más poesía que poder, con más horizontes que muros, con más autenticidad que falsedades. En cualquier caso, estamos en camino, para servir, no para servirnos del débil, algo tan aborrecible como comer su propia carne. 

Víctor Corcoba Herrero/ Escritor