México se ha convertido en uno de los países del mundo más peligrosos para ejercer el periodismo, los periodistas, editores, reporteros, corresponsales, camarógrafos, fotógrafos y todos aquellos que nos dedicamos a esta noble labor hemos sido víctimas de atropellos, abusos, hostigaciones y de una serie de arbitrariedades, por dar a conocer la noticia de lo que acontece día a día en nuestro país, este hecho es realmente, un dato alarmante que requiere de acciones inmediatas para contrarrestarlo, y dar así una digna imagen a la libertad de PRENSA, no obstaculizando por medio del abuso e intimidación a quienes son portavoces de la sociedad, que de igual manera, piden a gritos un verdadero respeto e igualdad a sus derechos humanos, en el que según dicen gozamos en México.
Lo lamentable es que parte de ello, tiene su lado obscuro dentro de la verdad, porque han sido muchos los comunicadores asesinados en nuestro país, actos viles que todos como ciudadanos consideramos un atentado contra la libertad de expresión, con el que pretenden acallar las voces críticas y cuestionamientos a su desempeño (ya sea hacia un actor político, servidor público, asociación, organización, etc.) hecho que calificamos un crimen contra la libertad de PRENSA y la transparencia.
Todavía en nuestro querido México se llevan a cabo prácticas de censura de grupos de poder que no quieren ser cuestionados o evidenciados. Prototipos a pequeña escala de tiranos que se basan en la censura para ocultar su proceder y que intentan resolver problemas mediante la imposición y la violencia, como si no hubiéramos avanzado ya en cultura democrática y desconociéramos los términos: diálogo, concertación, debate, negociación, pluralidad, coexistencia, tolerancia, etc. Términos que son los verdaderos valores para cualquiera que se precie de tener espíritu democrático.
Los ataques a comunicadores en general se han convertido en uno de los principales problemas que afectan los derechos humanos de los comunicadores y de la sociedad.
“México a estas alturas es considerado uno de los países más peligrosos para el ejercicio del periodismo, tanto por el número de casos violentos registrados contra comunicadores en el ejercicio de su trabajo, como por la pasividad y demora en la atención de denuncias por parte de las autoridades”, las cuales hasta el momento siguen sin resolver nada aún, simplemente palabras e impunidad.
La UNESCO ha hecho pública su preocupación por la situación que se vive en nuestro país, ya que ocupa el tercer puesto -en todo el mundo- por el número de periodistas asesinados y es el primero en América latina con 15 muertes registradas.
En su reporte anual, el CEPET señala que en 2009, “tuvo conocimiento de un total de 140 incidentes en los que se acreditaron violaciones a la libertad de expresión de al menos 183 periodistas e individuos involucrados en la cadena de información”.
La cifra de periodistas asesinados en México durante 2010 varía entre diferentes organizaciones, pero la cantidad oscila entre 9 y 14 comunicadores.
Hoy en día ejercer la profesión de periodista implica un gran riesgo, en últimos años nuestro país se ha colocado en los primeros lugares de los países con más periodistas asesinados.
Los lugares más peligrosos por el número de agresiones hacia los periodistas y comunicadores son: Oaxaca, Veracruz, Chihuahua, Distrito federal, Tamaulipas , Estado de México, Sinaloa, entre otros estados más que a puesto en alerta roja a los comunicadores, ya que a pesar de que el crimen organizado ha hecho evidente su presencia intimidatoria en muchas zonas del país al amenazar, levantar, secuestrar y asesinar a algunos reporteros, estos hechos no constituyen el grueso del problema, ya que en la mayoría de los casos, los agresores son la propia autoridad llámese de los tres niveles de gobierno municipal, estatal y federal.
Con estas dos visiones encontradas, el gobierno federal, así como todas las autoridades a nivel estatal y municipal, mandan un mensaje velado en donde pretenden que los periodistas y medios de comunicación se conviertan en sus portavoces oficiales en ciertos temas, y no los críticos de sus acciones que la sociedad necesita.
En conclusión… el ataque a los periodistas lastima los derechos humanos de toda la sociedad y debilita al sistema democrático en general. Una sociedad bien informada puede ejercer libremente sus derechos y obligaciones. Por lo tanto, la situación en México tiene un transfondo muy hondo, ya que no solo se frena la actividad del periodista con estas acciones, en realidad, se limita al pueblo entero a vivir mejor. Es necesario que las propias autoridades sean las que garanticen seguridad en la labor profesional y dejen de parecer los promotores de las agresiones, porque si no es así que se demuestre lo contrario, los hechos dicen más que mil palabras. (Redacción G.E. L.)