EL GRAN IMPOSTOR
El “defraudador más grande de Estados Unidos”, a quien
autoridades estatales llegaron a considerar como empresario exitoso de Cancún,
deberá devolver 500 millones de dólares a sus víctimas
Fernando Meraz / Luces del Siglo
Cancún, Qna. Roo., a 26 de junio de 2012.- A vuelo de
pájaro, la historia de Michael Eugene Kelly, tiene un parecido impresionante
con la del príncipe impostor Ugo Conti, que describe Luis Spota en su novela
Casi el Paraíso.
El final está todavía por escribirse, pero todo el entorno
tiene el intenso dramatismo y los personajes viven la misma ridícula pompa de
República Bananera, que Spota ilustró con sarcasmo magistral.
Michael Eugene Kelly, nacido el 6 de octubre 1949, en Estados
Unidos, apareció en Cancún a principios de 2001, poco después de que Joaquín
Hendricks Díaz asumiera el gobierno de Quintana Roo.
Alquiló un piso completo del hotel Presidente y custodiado
por una docena de guardaespaldas se trasladaba en una Hummer gris blindada. La
seguridad personal esos años era privilegio de políticos encumbrados y el
aparato de Kelly llamó la atención, pero no pasó de ahí.
En poco tiempo se convirtió en habitué de crónicas de
sociales y páginas de ese periodismo de color pastel, tan generalizado aquí
para legitimar estatus recién adquiridos y dar certeza a fortunas
cuestionables.
Quienes le conocían hablaban maravillados de su interés y
visión empresarial, su disposición para invertir en negocios fantásticos y
altamente rentables. Describían las empresas de su imperio, que en realidad
sólo conocían a medias, con sedes en Chicago, Georgia, New Jersey, Florida y
Panamá.
Las anécdotas sobre el personaje se sucedían y la nueva
resultaba más fascinante que la anterior. Una que asombró a todos fue que, para
satisfacer un capricho de sus hijos adolescentes, el millonario instaló en un
nuevo edificio, diseñado ad hoc en la zona hotelera, The City, una discoteca
más fastuosa que el legendario Studio 54 de Nueva York y para inaugurarla
invitó a una constelación de estrellas del jet set, que incluyó a Paris Hilton,
Britney Spears, Linsay Lohan, Rihanna y muchas más.
Kelly se jactó la noche del open-house: “Gastamos poco más
de ciento cincuenta millones de dólares. Pero todo, absolutamente todo, es
mejor que Studio 54…”
Presentado por Hendricks, Míster Kelly se hizo amigo del
alcalde Juan Ignacio El Chacho García Zalvidea y de hoteleros, magnates del
turismo, personajes con poder e influencia y notables de toda laya.
De buena fe, el ex presidente de la Asociación de Hoteles,
Gabriel Escalante Torres no vio inconveniente en abrirlas puertas de la
sociedad del paraíso, a quien parecía reunir todos los requisitos para
integrarse a este sitio de privilegios reservados a la economía y al poder.
Una mañana de verano de 2002, el gobernador Hendricks Díaz
convocó a sus colaboradores y a los empresarios más cercanos para presentar
formalmente al señor Michael Kelly como nuevo presidente del proyecto Puerto
Cancún. “El señor Kelly –dijo Hendricks con gesto grave y emoción apenas
contenida— es el empresario que viene a salvarnos, a salvar Puerto Cancún, a
generar nuevas inversiones en nuestra entidad…”.
Los aplausos se desgranaron entusiastas en la humedad
matinal del estío. Qué interesante, mira que buen señor, que viene a gastar sus
millones acá con nosotros, dijo una de las damitas de sociedad incorporadas al
gobierno estatal.
Unos cuantos meses después, el 6 de diciembre de 2003,
Kelly, con el gobernador Hendricks y el alcalde García Zalvidea, daban el
banderazo de arranque de las obras del proyecto para construir en un predio
de340 hectáreas, aportado por el gobierno, el plan maestro de Puerto Cancún,
con 24 torres de 22 pisos, con superficie de edificación de dos mil 541 metros
cuadrados, en el límite de la zona hotelera, con dos kilómetros de playa,
frente a las avenidas Kukulcán y Bonampak.
En esa fecha se anunció que la inversión, superior a
120millones de dólares, incluiría un campo de golf de 18 hoyos, diseñado por
Tom Weiskopf, en seis hectáreas adicionales, estacionamientos, residencias,
centros comerciales, cines, hoteles, con cuatro mil 179 habitaciones, malecón y
una marina para 350 embarcaciones, como principal puerto de abrigo y servicios
para embarcaciones recreativas del Caribe.
Para demostrar su confianza personal en Cancún --así lo dijo
en conferencia de prensa--, el señor Kelly anunció el traslado de su fábrica de
automóviles Avanti –una nueva versión de la original y desaparecida Studebaker—
de Georgia a esta ciudad en donde iniciaría la producción de nuevos modelos de
Hummer y limosinas. Ahora la planta languidece enmohecida en su local del
bulevar Colosio, en Bonfil.
Para 2004, Kelly era ya propietario del fraccionamiento
residencial Pok-Ta-Pok, cuyos vecinos entonces eran las familias más adineradas
de la ciudad. Pero además se sabía que era propietario de las empresas: South
Bend, con sedes en La Paz e Indiana, México-Las Cumbres, en Panamá; Ambergris
Caye, en Belice; México Doing Business, los hoteles Avalon Grand Hotel, Avalon
Resorts, Avalon Vacations, Avalon Reef, Club Hotel Baccara, Avalon Bay Hotel,
las empresas de viajes: Majesty Travel, World Phantasy Tours, Fantasy Tours;
Avanti Motor Corporation; Yucatán Investments; Yucatán Resorts; Operadora
Hoteles Grand; Josefine's Clubs (centros nocturnos y clubes de strip tease en
Panamá), World Fantasy, Resort Holdings International, Galaxy Properties y San
Antonio-based Safe Estate Plans, ésta radicada en Pensylvania y demandada en
Estados Unidos por la Comisión de Seguridad de Pensylvania por operar sin
permiso. Además, tenía agencias de bienes raíces, corredoras de inversiones, un
club de yates, inmobiliarias y todos los hoteles de la cadena Avalon en Cancún,
Isla Mujeres, Acapulco, Belice y Panamá.
Concebido y operado con innegable maestría, Puerto Cancún
generó un boom de la construcción. Casi de manera simultánea surgieron los
proyectos Grand View Bay y Las Olas, ambos con torres de 20 pisos, cuando la
máxima altura permitida por los ordenamientos ambientales era de solo cinco
niveles, para no afectar la oxigenación del sistema lagunar de Nichupté, que
rodea a la isla.
Puerto Cancún surgió originalmente junto con el Plan Maestro
de Cancún en los años 70, como proyecto de Fonatur, poco a poco fue rezagado
luego de una serie de empresas fallidas que lo redujeron a incierta promesa.
El exsecretario de turismo del gobierno federal, Rodolfo
Elizondo Torres y el director de Fonatur, John McCarty fueron igualmente
seducidos por la habilidad de Kelly y el gobierno federal se convirtió en
entusiasta promotor de Puerto Cancún y el grupo Kelly, al que sumaron en un
fideicomiso conjunto con el gobierno de Quintana Roo y Fonatur, pese a que
en2004 el FBI había hecho llegar al gobierno de México un Warning sobre las
actividades empresariales de Kelly.
En 2005 el empresario comenzó a ser cuestionado en Cancún.
Ese año en el foro nacional de turismo para medios de comunicación que se
realiza anualmente aquí, John McCarthy, a la sazón director de Fonatur, rechazó
en conferencia de prensa “que el señor Kelly tuviera pendientes legales
penales”, lo calificó como “un hombre exitoso, muy serio, que tiene todo el
apoyo del gobierno federal”.
Todo el expediente sobre Michael Kelly era del conocimiento
tanto del exgobernador Hendricks como del director de Fonatur en Cancún, Edgar
Villajuana, quien al concluir su gestión fue nombrado subdirector del
corporativo de Kelly en Cancún, en violación a la ley federal del servicio
público.
Promovido por el gobierno de Vicente Fox y la propia
secretaría de Turismo del gobierno federal, el aparente potencial del proyecto
generó atención internacional y atrajeron la atención de las ligas mayores de
la construcción. Como principales asociados de Puerto Cancún surgieron las desarrolladoras
inmobiliarias: Hansa Urbana, Isola Cancún Towers, GICSA, Maioris Internacional,
y Acrosur, con el proyecto múltiple Cancún Towers, Diomeda Community,
IconTowers y Bella Vista Towers.
De manera simultánea se iniciaron otros once proyectos de gran
envergadura. Los más importantes son: Emerald Towers, Lahia, Novo Cancún, La
Amada, Belorizonte y Palmeras.
Para edificar semejante imperio, los dos primeros años,
de2004 a 2006 fueron traídos más de 150 mil albañiles de los estados vecinos de
Chiapas, Campeche, Tabasco, Yucatán
En febrero de 2006, Hansa Urbana adquirió a través de su
filial en México, Hotelera HM, el mayor predio de Puerto Cancún, un lote de más
de 100 mil metros cuadrados y anunció una inversión de 325 millones de dólares
para desarrollar un conjunto turístico residencial de lujo, el primer proyecto
fuera de España para este grupo.
El proyecto completo es el proyectos más grande del Caribe y
de México, con casi cinco mil departamentos y condominios de lujo, campo de
golf de campeonato diseñado por Tom Weiskopf; marina para más de 300 yates de
gran calado, más de 435 residencias familiares, cinco hoteles; plaza de
negocios, cine y centro comercial.
Pero, igual que en la historia del Maestro Spota, de pronto
el destino comenzó a girar en contra del falso príncipe estadounidense.
En Estados Unidos comenzó a llamar la atención de la Oficina
Fiscal del gobierno, el número de demandas por fraude presentadas por cientos
de jubilados y pensionados estadounidenses contra las empresas Yucatán Resorts,
Resort International Holdings, cuyo propietario es precisamente Michael Eugene
Kelly Hongson.
Antes de venir a México a principios de la década, Kelly
había sido acusado airadamente por jubilados y pequeños inversionistas
estadounidenses cuyos recursos fueron empleados para edificar las bases de su
imperio en México. Lo que sucedió fue que al dejar de recibir dividendos los
inversionistas preocupados iniciaron una serie de demandas, desde Arizona,
Florida, Pennsylvania, California, Texas, Illinois, Carolina del Norte y, al
menos, en otros diez estados.
Tras una acuciosa investigación que permitió abrir el caso,
el oficial Robert Grant, del FBI estableció la responsabilidad de este y de 23
de sus empleados de perpetrar un fraude maquinado por 428 millones dólares con
el esquema Ponzi que arrastró el patrimonio de más de mil 300 ciudadanos de
Estados Unidos de edad avanzada y superior de su jubilación. El sistema Ponzi
es un fraude en inversiones que implica pago de jugosos intereses con ganancias
de dinero de nuevos inversores engañados con promesas de grandes beneficios.
El FBI afirma que Michael Kelly obtenía cada mes 34 millones
de dólares por venta de pagarés, lo que garantizaba una tasa anual de interés
por hasta el 10.75 por ciento del precio de compra, con posibilidad de
renovación para uno o términos múltiples. A través de varias compañías y una
red de vendedores, Kelly defraudó y obtuvo más de 450 millones por supuestas
ventas de tiempos compartidos a 25 años con opción de intercambio con hoteles
mexicanos a plazos fijos.
El oficial Grant, verdadero descubridor de Kelly, cuya pista
siguió durante años, en una parte sustantiva de su investigación, demostró al
juez que el esquema de fraude utilizado por el magnate, redituaba ganancias de
300 millones de dólares cada seis meses. Proporcionalmente el caso Kelly es
considerado uno de los más grandes fraudes procesados ante una corte federal en
Chicago.
Igual que Spota escribió en Casi el Paraíso, el castillo de
cuentos de Michael Kelly comenzó a desmoronarse y naufragar. El falso príncipe
cancunense fue arrestado en la Clínica Mayo, en Jacksonville, Florida, el 22 de
diciembre de 2006, cuando se disponía a regresar a su casa en Cancún.
En ese momento el millonario aseguró a los agentes del FBI
que lo detuvieron que ganaba 55 mil dólares al año y sus ahorros eran de solo
48 mil dólares en activos.
Sin embargo ofreció dejar como garantía su jet privado,
cuatro yates y una pista de carreras de autos en Florida. El juez le negó libertad
bajo fianza y lo mandó a la Penitenciaría Correccional de Chicago, en donde se
encuentra ahora a punto de recibir sentencia definitiva. Kelly trató de evitar
la acusación con un convenio en el que se declaraba culpable y ofrecía pagar el
dinero defraudado a sus víctimas, que suman más de mil.
El 14 de mayo de 2008, Kelly se declaró inocente de 14
cargos por fraude y estuvo en prisión preventiva. El 14 de abril de 2009, un
tribunal permanente le confirmó el proceso por violación del acta de acuerdos
comerciales de 1934.
Por instrucción de la corte estadounidense una Unidad
Maestra Especial de la Comisión de Valores de Washington fue encargada de
fiscalizar todas las propiedades de grupo Kelly para frenar cualquier
movimiento ajeno al interés de la corte de obligar a la reparación del daño.
Finalmente los 14 cargos contra Kelly son: Una acusación
principal con diez demandas por fraude postal, dos denuncias de fraude procesal
y dos más contra sus agencias de seguros.
Los diez cargos suman 500 millones de dólares defraudados,
que tienen una penalidad probable de veinte años de prisión. Los otros cuatro
cargos suman cinco años de prisión como castigo y multa probable de 250
millones de dólares. Esto hace esperar una sentencia de veinte años de prisión
y la restitución obligatoria de 500 millones de dólares.
Y al igual que la sentencia terrible de los hados contra Ugo
Conti, Kelly jamás podrá regresar a Cancún. No conviene a sus antiguos socios.