¿Equívoco de Alatorre o contención de daños?
Por Renato Consuegra
Ciudad de México.
Comparado con la serie de constantes descalificaciones para
Reforma, El Universal, El Financiero y Televisa entre otros, y sus reporteros,
a quienes llama fifís, conservadores, neoliberales y demás adjetivos, la frase
“Javier Alatorre es mi amigo”, y el posterior apercibimiento público para la
empresa TV Azteca, suenan más a una estrategia de contención de daños que a un
distanciamiento efectivo entre el Jefe del Estado Mexicano y el dueño de la
televisora, la segunda más importante del país, y de varias empresas de
cobertura nacional como Banco Azteca y Elektra.
El sacrilegio que realizó Javier Alatorre, vapuleado desde
el viernes y la mañana del sábado por las “benditas redes sociales”, pero
apapachado por el presidente de la República, fue suplantar al verdadero autor
del mensaje y, como mensajero, quitar el foco de la afirmación hecha por el gobernador
de Baja California Jaime Bonilla, para atraer la atención hacia él.
De tal forma que, contrario a lo que parece, tal acción
registrada en el noticiario estelar del Canal 13 de TV Azteca, habla de una
comunión total entre el empresario Salinas Pliego y el presidente Andrés Manuel
López Obrador. Y el apercibimiento de la Secretaría de Gobernación ayer por la
tarde, puede ser considerado como un “ardid” publicitario para demostrar el
enojo o molestia del gobierno con el “ya no le haga caso a Hugo López-Gatell”.
Sin embargo, el fondo de toda esta trama es otro. El
verdadero foco está en Baja California, y ahí seguirá si el Jefe del Poder
Ejecutivo no dialoga con su amigo Jaime Bonilla, aquel que retó a todo el
sistema político y judicial y se apuntó para alargar su periodo constitucional
por tres años más para llevarlo de dos a cinco, y que muchos analistas vieron
como una estrategia que le puede convenir al presidente, quien ha dicho que no
se reelegirá, pero que podría ampliar su mandato si lograra ganar de calle las
elecciones federales del próximo año.
Todo comenzó porque, pese a los llamados de los médicos del
IMSS en Tijuana por la falta de insumos para poder atender a los pacientes
probablemente infectados por Covid-19, no les hacían caso y un médico acudió a
su amigo, el actor y comediante Eugenio Derbez, quien realizó un video que
transmitió la noche del domingo, dando a conocer el grito desesperado del grupo
de médicos.
Cuatro horas después, Desiree Sagarnaga Durante, delegada
del IMSS en Baja California, pidió a Eugenio Derbez no difundir noticias falsas
o fake news. También en un video le dijo: ““Su información es falsa, le quiero
pedir un favor, no difunda noticias falsas, nuestro tiempo está dedicado a
salvar vidas y hacer este mensaje, pues me está tomando el tiempo que tendría
que estar usando para pacientes que lo necesitan, que me necesitan”.
Entonces entró en escena el gobernador Jaime Bonilla, quien
durante la transmisión del reporte sobre cómo se encontraba ese día la
contención de la pandemia en Baja California, pidió a su secretario de Salud,
Alonso Pérez Rico, que le dijera cómo estaban las cosas, porque él había
comentado ya en reuniones de trabajo que su preocupación y el talón de Aquiles
para enfrentar la crisis sanitaria iba a ser el IMSS porque había “mucho
desprendimiento” (de la delegada) y relató que “los mismos médicos que tiene el
hospital general, los tiene también el Seguro Social y ahora vemos que están
cayendo como moscas”.
Y dijo muy claro: “Siento yo que el problema del Seguro
Social afectó a la salud del estado”. Para después referirse al caso Eugenio
Derbez: “Tenemos que esos señalamientos, muchos de ellos son ciertos. Tal vez
algunos no son precisos, pero el fondo es cierto y sí, ha habido descuido en el
Seguro Social, por lo menos aquí en Baja California”.
Pero este viernes, nuevamente el gobernador emanado del
partido del presidente, Morena, arremetió, ahora en contra de los números que
cada noche da la Secretaría de Salud del Gobierno federal, al que acusó de dosificar
las cifras sobre muertos por Covid-19.
Pérez Rico le informó al gobernador que durante la rueda de
prensa de López-Gatell el jueves, reportó 31 muertos en Baja California, cuando
en realidad se tenían 65, es decir que omitió 34. Y el viernes la Secretaría de
Salud federal reportó 33 fallecidos cuando los números reportados por la
dependencia estatal eran 72 (ocultó 39), es decir, que de un día a otro hubo 7
personas más que perdieron la vida y de ellas sólo fueron reportadas en el
registro nacional dos.
“Y si nosotros reportamos 72, pues se me hace raro que haya
tanta diferencia, tenemos casi el doble de personas que han sucumbido. ¿Por
qué? Aquí tenemos la confirmación de que esos murieron. Entonces quiere decir
que se está dosificando la información o que no la están diciendo, y quisiera
que eso me lo explicaran en México. ¿Y me dices que es el mismo caso para
todos? ¿Eso quiere decir que esos 486 –los dados a conocer de los fallecidos a
nivel nacional-- no es real?”.
Y continuó: “Les voy a exigir que den información verídica
de Baja California. ¡No pueden dosificarla! Qué peligro es (no dar las cifras
reales), porque nosotros estamos en tiempo real. ¿De qué sirve que publiquemos
lo que es y en México publiquen otro número? Eso a mí no me gusta. Para
empezar, no están diciendo la verdad y pues ¿por qué no decirla? Hay que
investigar, y esos 486 (muertos a nivel nacional hasta el jueves) no es real”.
Esta declaración de Bonilla es la causante de todo el
entramado que se dio después y que terminó con el llamado de Javier Alatorre
cuando dijo: “Como todas las noches, el subsecretario de Salud, Hugo
López-Gatell encabezó la conferencia sobre el #Covid_19 en México. Pero sus
cifras y sus conferencias ya se volvieron irrelevantes. Es más, se lo decimos
con todas sus palabras, ya no le haga caso a Hugo López-Gatell”.
Incluso ayer sábado las cifras ya fueron más cercanas a la
realidad mostrada por Bonilla y de un día para otro, el número de los
fallecidos para la SS federal se elevó a 68, cuatro menos que los reportados
por el Gobierno de Baja California el viernes, pero sin ser los correctos
porque registró 13 menos al día de ayer, porque el equipo de Jaime Bonilla dio
a conocer que la suma de fallecidos hasta su corte del sábado llegó a 81.
El empresario tijuanense y gobernador de Baja California,
volvió a recargar ayer sobre los números de López-Gatell: “Aquí la clave es:
hay que informar, porque al presidente de México, porque lo conozco muy bien,
le choca la mentira, o sea, realmente no se están diciendo las cosas como
están”.
Y gracias a la intervención de Javier Alatorre, esto que
debería ser un caso de escándalo a nivel nacional de probable ocultamiento de
cifras como ocurrió en Baja California, y también en China, no se convirtió en
eso y, por lo contrario, se transformó en un acto de soberbia del presentador
de noticias y su jefe, Ricardo Salinas Pliego, relacionado con los adeudos y
deseos del empresario televisivo de mantener la actividad en sus tiendas y
sucursales bancarias.