viernes, 6 de agosto de 2021

Convocan en Senado a ocupar un cargo dentro del Comité de Participación Ciudadana del SNA


La Comisión de Selección del Sistema Nacional Anticorrupción, SNA, presentó en el Senado de la República la convocatoria para ocupar un cargo en el Comité de Participación Ciudadana del SNA.

 

Elizabeth Soria León, presidenta de dicha Comisión de Selección, destacó que el Sistema Nacional Anticorrupción es el resultado de una transformación jurídica e institucional, que busca dar respuesta a uno de los reclamos más urgentes de la sociedad, con el acompañamiento permanente de las y los ciudadanos, pero también de canales institucionales adecuados.

 

Dijo que la participación ciudadana permite recolectar demandas, inquietudes y perspectivas, con el propósito de mejorar el Sistema y, con ello, continuar con el impulso de acciones que fortalezcan el combate a la corrupción.

 

La presentación de la convocatoria, en la antigua sede del Senado, fue solicitada por la Comisión de Anticorrupción, Transparencia y Participación Ciudadana, que preside el senador Juan Zepeda. 

 

Ahí, Elizabeth Soria expresó que es momento de unir esfuerzos, ser corresponsables y dar respuesta a los reclamos sociales en materia de corrupción.

 

María de la Luz Mijangos Borja, titular de la Fiscalía Especializada en materia de Combate a la Corrupción, destacó que de esta convocatoria no solamente se elegirá a una persona que integre el Comité, sino que en algún momento presidirá la Sistema Nacional Anticorrupción. 

 

Expresó que se debe elegir a una persona comprometida, que marque una nueva era en este Sistema, porque todos estamos interesados que salga adelante y que sea efectivo.

 

El objetivo de la Comisión de Selección es nombrar a los integrantes del Comité de Participación Ciudadana, personas con el más alto prestigio y honorabilidad, que hayan contribuido a la transparencia, la rendición de cuentas o el combate a la corrupción y que cuenten con experiencia y una pluralidad de capacidades.

 

La convocatoria establece que las y los aspirantes deben ser ciudadanos mexicanos en pleno goce de sus derechos civiles, con experiencia verificable de al menos cinco años en materia de transparencia, evaluación, fiscalización, rendición de cuentas o combate a la corrupción.

 

Las bases indican que los candidatos deben tener más de 35 años, al día de la designación; poseer con antigüedad mínima de 10 años título profesional de nivel licenciatura; gozar de buena reputación y no haber sido condenado por algún delito; presentar sus declaraciones de intereses, patrimonial y fiscal.

 

De igual forma, los requisitos precisan qué, en los últimos cuatro años, las y los aspirantes no debieron de registrarse como candidatos, ni haber desempeñado cargo alguno de elección popular; tampoco desempeñar ni haber desempeñado cargo de dirección nacional o estatal en algún partido político; y no haber sido miembro, adherente o afiliado, a algún partido político.

 

También se establece que, a menos que se haya separado de su cargo con un año de anticipación, no pueden aspirar al cargo secretarios de Estado, ni el Procurador General de la República o Procurador de Justicia de alguna entidad federativa, subsecretarios u oficial mayor en la administración pública federal o estatal, Jefe de Gobierno de la CDMX, ni gobernadores, Secretario de Gobierno, ni consejero de la Judicatura.

 

En este sentido, la Comisión de Selección recibirá las postulaciones de las instituciones y organizaciones, el cual se llevará a cabo en la siguiente página electrónica http://www.comisiondeseleccionsna.org/.

 

Concluido el periodo de recepción de documentos, iniciará el proceso de evaluación de documentos y entrevistas a las y los candidatos.

 

La designación de la persona seleccionada se hará en sesión pública y el resultado de esta sesión se comunicará de manera inmediata al Senado de la República.

Columna

Algo más que palabras

 

La difícil tarea de gobernarnos

 

“Hacen falta gobiernos que aglutinen líderes éticos, pero también gobernados que se afanen en la búsqueda de la verdad y en el amparo para todos”.

 

Sí gobernarse uno a sí mismo tiene sus dificultades, regir el mundo es un cometido grande, que exige un amor de servicio permanente y de responsabilidad continua en todas las tareas encomendadas. Se asemeja mucho a ese espíritu olímpico solidario que hay que cultivar, porque es servir al bien común sin desfallecer, universalizándolo todo, desde la unión y la unidad más sublime. Por eso, tanto los gobernantes como los gobernados, han de trabajar con ánimo cooperante y con la sencillez debida, para mejorar el camino de sus moradores. En  realidad, unos y otros, estamos implicados en el quehacer cotidiano. Es cierto que la misión ciudadana tampoco es homogénea, sino diversa, pero participar y estar en disposición de ayuda, para que podamos llevar una vida tranquila y sosegada, nos incumbe a la humanidad en su conjunto.

 

En efecto, igual que gobernando el mundo hemos de aprender a rectificar a tiempo, también tendremos que replantearnos el orbe de las relaciones; sobre todo, con el dinero. Acumular riqueza no lo es todo. No podemos continuar con la dictadura de la economía, deshumanizándonos por completo; es menester reaccionar, cuando menos para que el capital no nos tutele a su antojo. Derrotemos a los mercaderes que especulan con las finanzas; y, si acaso, volvámonos más poesía que poder. Hoy más que nunca hacen falta trovadores en guardia, que eleven la voz de la sabiduría y nos despierten de este irracional abecedario de pedestal falso que inunda el planeta.

 

Quizás tengamos que dejar que el tiempo nos nutra con sus lecciones, para caer en la cuenta de que nadie tiene la barita mágica de un buen gobernar. Es el consentimiento de todos, lo que facilita el discernimiento de la interpretación, a través de la creatividad de la conciencia de cada cual, reafirmando el derecho de toda población a su propia identidad, como también a la participación, fundada en la igualdad y en la solidaridad, así como al goce de los bienes que están destinados a todas las personas, incluida el agua, un recurso cada vez más escaso en un mundo que la precisa para encarar sus grandes desafíos demográficos y climáticos. Justamente, la falta de reconocimiento de su valor es la principal causa de su mal uso y desperdicio, afirma recientemente un nuevo informe de la ONU divulgado recientemente.

 

Por eso, hacen falta gobiernos que aglutinen líderes éticos, pero también gobernados que se afanen en la búsqueda de la verdad y en el amparo para todos. Lo importante es caminar en la luz que imprime esa comunión de entrega entre sí, con los demás, que es lo que nos ennoblece y genera comprensión. Sin duda, tenemos que aprender del camino recorrido por nuestros predecesores, de nuestra propia cátedra viviente, que es lo que nos hace crecer como especie pensante, y reconstruirnos como sociedades más incluyentes; pues, aún, la gran mayoría de los países no han sido gobernados nunca por una mujer. Desde luego, toda persona, independientemente de su género, tiene derecho a tomar el timón de su país, sabiendo que la voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público.

 

Es público y notorio que no hay gobiernos perfectos, solo se requiere de uno que no someta a esclavitud a sus administrados. Será bueno, por consiguiente, escucharse todos; sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política, origen, posición económica o de cualquier otra índole, para abordar, tanto las oportunidades de un mundo globalizado, como los retos para hermanarse. Y en este sentido, son los gobiernos, los que deben evitar mensajes que inciten al odio, repudiando la violencia y aceptando el diálogo como medio que facilita la solución de los conflictos. Con razón se dice que, para regir lícito, hemos de sanar los males, nunca vengarlos, pues socialmente nos enferman. No olvidemos que la sociedad será algo hermoso en la medida que nos apoyemos recíprocamente.

               

               

Víctor CORCOBA HERRERO / Escritor