Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos.
Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.
Bertoldt Brecht
Francisco Velasco Zapata
El régimen surgido de la Revolución, fue dejando atrás -muy lentamente- el modelo económico de la hacienda. El modelo económico se vuelve “capitalista no competitivo”. Con ello se logró hacer crecer la economía nacional de 1946 a 1971, nada excepcional. Incluso al compararnos con América Latina no tenemos un desempeño mejor que nos pueda hacer sentir orgullosos de los logros alcanzados. En todo caso, varias generaciones de compatriotas tuvieron que soportar el verticalismo de la política autoritaria sin recibir nada a cambio. Después de 1971, el régimen creó el concepto de “milagro económico”, aunque crecimos lo mismo que el promedio mundial, ahí están las cifras para que se analicen. Lamentablemente, la industrialización del país nunca ha estado a la altura de la riqueza que se le ha extraído por más de quinientos años. Más lamentable y paradójicamente, México, fue a principios del siglo XX uno de los países más industrializados de América Latina; lo fue menos en 1950 y en los 60’s terminó por desindustrializarse. Y eso a ¿Quién ha convenido? ¿Por qué se ha permitido la venta de tanto petróleo crudo cuándo la lógica más simple no dice que si lo hubiéramos refinado se habrían obtenido muy buenas ganancias para el país y por ende para los mexicanos? ¿Por qué importamos casi todo lo que consumimos? ¿Por qué si vendemos petróleo barato, importamos gasolina cara y de pésima calidad? ¿Por qué tenemos que importar comida? ¿Por qué no se produce aquí lo que consumimos los mexicanos?
Es claro que tratándose de la riqueza de recursos naturales mexicanos, desde la época de la colonia hasta nuestros días, todos aquellos que han gobernado han permitido -más concientes que inconcientes- que nuestro país transfiera plusvalía -riqueza- a las naciones más avanzadas tecnológica y económicamente. Poco se ha dejado para beneficio del país y de los mexicanos. A esto hay que agregar que durante los ochentas -siglo XX- y lo que va del actual siglo XXI, el modelo económico neoliberal no ha funcionado porque México carece de una economía competitiva. La estructura económica actual es fundamentalmente cerrada, con privilegios para grupos cercanos al régimen en turno; lo que prevalece es una sociedad injusta, con discriminación (racismo) y donde los privilegios se presentan inamovibles. Este modelo prevalece hasta nuestros días en que gobierna Felipe Calderón. Ni él, ni Fox, demostraron el menor interés por cambiar el estado de las cosas.
Sin embargo, no es demasiado tarde para que la clase gobernante realice de fondo una auténtica transformación social. Una transformación que abra las puertas de la democracia en los sindicatos agrarios u obreros. Una transformación que permita que se acaben los pisos de tierra que prevalecen en las viviendas de los compatriotas más pobres del país, viviendas que no cuentan con agua potable, drenaje, energía eléctrica o baño al interior de las mismas. Un auténtica transformación social en nuestros días implicaría terminar con los privilegios más negativos de los poderes fácticos; del crimen organizado; de los sindicatos charros; de ciertos dirigentes campesinos; de ciertas universidades públicas y privadas; de los delincuentes de cuello blanco, muchos de ellos, disfrazados de empresarios. Se debe acabar con los “mitos”, pero sobre todo emprender un nuevo rumbo económico en que estén considerados la mayoría de los mexicanos. ¿Y usted, cómo la ve?
Politólogo.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos.
Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.
Bertoldt Brecht
Francisco Velasco Zapata
El régimen surgido de la Revolución, fue dejando atrás -muy lentamente- el modelo económico de la hacienda. El modelo económico se vuelve “capitalista no competitivo”. Con ello se logró hacer crecer la economía nacional de 1946 a 1971, nada excepcional. Incluso al compararnos con América Latina no tenemos un desempeño mejor que nos pueda hacer sentir orgullosos de los logros alcanzados. En todo caso, varias generaciones de compatriotas tuvieron que soportar el verticalismo de la política autoritaria sin recibir nada a cambio. Después de 1971, el régimen creó el concepto de “milagro económico”, aunque crecimos lo mismo que el promedio mundial, ahí están las cifras para que se analicen. Lamentablemente, la industrialización del país nunca ha estado a la altura de la riqueza que se le ha extraído por más de quinientos años. Más lamentable y paradójicamente, México, fue a principios del siglo XX uno de los países más industrializados de América Latina; lo fue menos en 1950 y en los 60’s terminó por desindustrializarse. Y eso a ¿Quién ha convenido? ¿Por qué se ha permitido la venta de tanto petróleo crudo cuándo la lógica más simple no dice que si lo hubiéramos refinado se habrían obtenido muy buenas ganancias para el país y por ende para los mexicanos? ¿Por qué importamos casi todo lo que consumimos? ¿Por qué si vendemos petróleo barato, importamos gasolina cara y de pésima calidad? ¿Por qué tenemos que importar comida? ¿Por qué no se produce aquí lo que consumimos los mexicanos?
Es claro que tratándose de la riqueza de recursos naturales mexicanos, desde la época de la colonia hasta nuestros días, todos aquellos que han gobernado han permitido -más concientes que inconcientes- que nuestro país transfiera plusvalía -riqueza- a las naciones más avanzadas tecnológica y económicamente. Poco se ha dejado para beneficio del país y de los mexicanos. A esto hay que agregar que durante los ochentas -siglo XX- y lo que va del actual siglo XXI, el modelo económico neoliberal no ha funcionado porque México carece de una economía competitiva. La estructura económica actual es fundamentalmente cerrada, con privilegios para grupos cercanos al régimen en turno; lo que prevalece es una sociedad injusta, con discriminación (racismo) y donde los privilegios se presentan inamovibles. Este modelo prevalece hasta nuestros días en que gobierna Felipe Calderón. Ni él, ni Fox, demostraron el menor interés por cambiar el estado de las cosas.
Sin embargo, no es demasiado tarde para que la clase gobernante realice de fondo una auténtica transformación social. Una transformación que abra las puertas de la democracia en los sindicatos agrarios u obreros. Una transformación que permita que se acaben los pisos de tierra que prevalecen en las viviendas de los compatriotas más pobres del país, viviendas que no cuentan con agua potable, drenaje, energía eléctrica o baño al interior de las mismas. Un auténtica transformación social en nuestros días implicaría terminar con los privilegios más negativos de los poderes fácticos; del crimen organizado; de los sindicatos charros; de ciertos dirigentes campesinos; de ciertas universidades públicas y privadas; de los delincuentes de cuello blanco, muchos de ellos, disfrazados de empresarios. Se debe acabar con los “mitos”, pero sobre todo emprender un nuevo rumbo económico en que estén considerados la mayoría de los mexicanos. ¿Y usted, cómo la ve?
Politólogo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario