martes, 11 de enero de 2011

Sin Alianza no habrá alternancia

“De lo sublime a lo ridículo, no hay más que un paso, y es muy corto”.
Napoleón.

El destape de Alejandro Encinas como precandidato de la izquierda unida, ha generado serias dudas sobre la concreción de una alianza amplia con el PAN en el estado de México. Ha sido solo un pequeño resquicio el que, tanto el hoy aspirante como Andrés López Obrador, han dejado a esta posibilidad. Por ello, bien vale la pena realizar una revisión a las posibilidades que esta abre; y la necesidad que PAN y los partidos de izquierda tienen de concretarla, si de verdad quieren que haya alternancia del poder en el Estado de México.

En los últimos catorce años, el PRI ha superado solo una vez la votación conjunta del PRD y el PAN. Si se toman en consideración los resultados de las elecciones más representativas para el electorado mexiquense, realizadas desde 1996, el PRI sólo habría alcanzado el triunfo en 2009. Lo logró por apenas un punto porcentual de la “Lista Nominal de electores” del estado, después de realizar la operación electoral más impresionante que se recuerde; y en medio de señalamientos de abierto uso de fondos públicos, desbordamiento extremo de los topes de gastos de campaña, delincuencia electoral, compra de voto y manipulación de resultados.

Es correcta la argumentación que los analistas priistas hacen respecto a que una eventual Alianza restaría o dividiría parte importante del voto duro del PAN, el PRD y la izquierda en su conjunto. Particularmente en estos últimos, donde destacados militantes y varias corrientes, encabezadas por Andrés Manuel López Obrador, han manifestado su rechazo. No obstante, dejan de lado la posibilidad de que la expectativa real de triunfo concrete el apoyo de un significativo porcentaje de electores cansados de gobiernos priistas emanados del Valle de Toluca -del “inexistente” Grupo Atlacomulco-, que eventualmente serían atraídos del enorme abstencionismo o se manifestaría bajo la figura del voto útil. Un fenómeno, que a nivel local, reeditaría el escenario que llevó a Vicente Fox a la presidencia en 2000.

El apoyo real de la ciudadanía mexiquense al PRI es apenas marginal. En los últimos catorce años, el promedio de votación conjunta PAN-PRD (54.71%), ha superado en casi 19 puntos el promedio de la obtenida por el PRI (35.86%). A ello debe agregarse que desde el año 2000, la abstención promedio en la entidad ha sido del 51%, más de la mitad del electorado. Así, el apoyo al PRI ha sido prácticamente marginal respecto a la Lista Nominal de la entidad: en las últimas cinco elecciones, desde el año 2000, un promedio de solo el 17.84% de los electores del Estado de México lo han respaldado.


La gráfica y los datos son contundentes y como se puede apreciar a simple vista el escenario para el PRI ante una eventual Alianza PAN-PRD, no corresponde a su excesiva confianza discursiva, les va en ello presente y futuro. ¿Y usted, cómo la ve? Politólogo.
Por: Francisco Velasco Zapata

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