Parte 3
Francisco Velasco Zapata
En las elecciones los ciudadanos comunes y corrientes votamos pero no elegimos. Votamos para que se instale un poder del estado compuesto -para el caso de la Cámara de Diputados- por quinientas personas sumamente privilegiadas. El sesenta por ciento mediante sufragio directo y el otro cuarenta porciento por medio de un sufragio indirecto, que incluye los votos contra del partido que los postuló. En total quinientos. Elegimos a un cuerpo colegiado donde sólo unos cuántos trabajan de verdad y no necesariamente por el pueblo o sus representados, sino por aquellos intereses de grupos de poder -económicos, religiosos o políticos- que les imponen una cierta disciplina a través de su coordinador parlamentario que en nuestros días está vinculada de forma directa con los llamados poderes fácticos.
En las elecciones se vota por un cuerpo colegiado que en la práctica sólo -diputados federales y locales de todo el país, así como los senadores- trabajan dos periodos, pero cobran como si trabajaran todo el año, salvo algunas excepciones que operan entre esos periodos en la llamada Comisión Permanente.
En las elecciones votamos por gente que hace campaña con recursos económicos que salen de los impuestos que los ciudadanos pagamos. Son gente que promete hacer muchas cosas a favor del pueblo, de la comunidad donde vive o para mejorar las cosas del país; sin embargo, nunca, nunca, nunca vemos que alguien de los electos suba a la tribuna y exija algo a nombre de la gente que los ha elegido. En la mayoría de los casos, en los últimos veinticinco años, los legisladores buscan quedar bien sólo con la gente de poder, con los ricos, con los influyentes, que con sus electores. Jamás voltean a ver a quien o quienes los llevó a su posición de privilegio.
¿Cuántos electores que ayudaron a un legislador a que gane su posición son beneficiarios de becas en México o el extranjero de las que administra el Consejo Nacional para la Ciencia y Tecnología “Conacyt”? ¿Cuántos o, más bien, quiénes son apoyados por un legislador para que sus hijos obtengan becas de estudios para nivel primarios, secundarios o preparatorios de las que administra cada año el organismo público descentralizado denominado Servicios Educativos Integrados al Estado de México “SEIEM” o sus equivalentes en otras entidades del país?
¿Quiénes y cuántos ciudadanos comunes son recibidos cuando piden audiencia para hablar con su legislador? Porque, generalmente, con mil y un pretextos siempre sale al paso un auxiliar o secretario particular que nos dice que no será posible porque su jefe está muy ocupado o que si lo desea espere a que el aludido los pueda recibir. Y el día que finalmente se llega la fecha de una audiencia, al cuarto para las doce, nos cambian la audiencia. ¿A usted le suena familiar este tipo de actitudes prepotentes e insensibles cuando solo uno sabe cuánto llega a urgir ver a uno de esos “impolutos” representantes populares? Pero eso es lo de menos, porque cuando llegan a su curul son investidos de un poder de tal magnitud que ni ellos mismos saben lo que vale. ¿O habrá algún ex legislador que sepa lo que significó endeudar al país y los mexicanos con el caso “Fobaproa”? ¿Habrá algún legislador que sepa explicar porque con su -¿inocuo?- Voto aprobaron suministrar miles de millones a los bancos como regalo y, por si ello no hubiera sido suficiente, se los vendieron a precio de regalo a los bancos extranjeros? ¿Sería gratuito el servicio?
¿Habrá algún ex legislador que explique que votó a favor del país y de su pueblo mexicano cuando a finales de 2005 Fox vendió (léase regaló) Mexicana de Aviación a Gastón Azcárraga Andrade, donde lo más significativo esta operación fue que la aerolínea regresó a quienes la quebraron en 1995, no obstante que sanearla costó miles de millones de los contribuyentes -nuestros impuestos- para que finalmente fuera entregada por un plato de lentejas?
¿Habrá algún legislador o ex legislador que nos pueda decir que votó por el pueblo de México y los intereses del país cuando se vendió Aeroméxico o Banamex a Citigroup (ahora propiedad del gobierno estadounidense)?
¿Habrá algún legislador o ex legislador que nos pueda decir porqué todos los bienes del país y, por lo tanto de los mexicanos, va a parar siempre a manos de 14 multimillonarios mexicanos que no tienen el menor sentimiento a favor de nuestro país? ¿Alguien ha reparado en que como en las monarquías europeas, todos o casi todos tienen un nexo familiar o de amistad y, por lo tanto, forman una anacrónica y retrograda oligarquía económica desde que comenzaron las “privatizaciones bancaria y “telefónica”, los rescates de autopistas y la venta de la mayoría de las empresas del “Estado Mexicano”? ¿Y usted, cómo la ve? Politólogo.
Francisco Velasco Zapata
En las elecciones los ciudadanos comunes y corrientes votamos pero no elegimos. Votamos para que se instale un poder del estado compuesto -para el caso de la Cámara de Diputados- por quinientas personas sumamente privilegiadas. El sesenta por ciento mediante sufragio directo y el otro cuarenta porciento por medio de un sufragio indirecto, que incluye los votos contra del partido que los postuló. En total quinientos. Elegimos a un cuerpo colegiado donde sólo unos cuántos trabajan de verdad y no necesariamente por el pueblo o sus representados, sino por aquellos intereses de grupos de poder -económicos, religiosos o políticos- que les imponen una cierta disciplina a través de su coordinador parlamentario que en nuestros días está vinculada de forma directa con los llamados poderes fácticos.
En las elecciones se vota por un cuerpo colegiado que en la práctica sólo -diputados federales y locales de todo el país, así como los senadores- trabajan dos periodos, pero cobran como si trabajaran todo el año, salvo algunas excepciones que operan entre esos periodos en la llamada Comisión Permanente.
En las elecciones votamos por gente que hace campaña con recursos económicos que salen de los impuestos que los ciudadanos pagamos. Son gente que promete hacer muchas cosas a favor del pueblo, de la comunidad donde vive o para mejorar las cosas del país; sin embargo, nunca, nunca, nunca vemos que alguien de los electos suba a la tribuna y exija algo a nombre de la gente que los ha elegido. En la mayoría de los casos, en los últimos veinticinco años, los legisladores buscan quedar bien sólo con la gente de poder, con los ricos, con los influyentes, que con sus electores. Jamás voltean a ver a quien o quienes los llevó a su posición de privilegio.
¿Cuántos electores que ayudaron a un legislador a que gane su posición son beneficiarios de becas en México o el extranjero de las que administra el Consejo Nacional para la Ciencia y Tecnología “Conacyt”? ¿Cuántos o, más bien, quiénes son apoyados por un legislador para que sus hijos obtengan becas de estudios para nivel primarios, secundarios o preparatorios de las que administra cada año el organismo público descentralizado denominado Servicios Educativos Integrados al Estado de México “SEIEM” o sus equivalentes en otras entidades del país?
¿Quiénes y cuántos ciudadanos comunes son recibidos cuando piden audiencia para hablar con su legislador? Porque, generalmente, con mil y un pretextos siempre sale al paso un auxiliar o secretario particular que nos dice que no será posible porque su jefe está muy ocupado o que si lo desea espere a que el aludido los pueda recibir. Y el día que finalmente se llega la fecha de una audiencia, al cuarto para las doce, nos cambian la audiencia. ¿A usted le suena familiar este tipo de actitudes prepotentes e insensibles cuando solo uno sabe cuánto llega a urgir ver a uno de esos “impolutos” representantes populares? Pero eso es lo de menos, porque cuando llegan a su curul son investidos de un poder de tal magnitud que ni ellos mismos saben lo que vale. ¿O habrá algún ex legislador que sepa lo que significó endeudar al país y los mexicanos con el caso “Fobaproa”? ¿Habrá algún legislador que sepa explicar porque con su -¿inocuo?- Voto aprobaron suministrar miles de millones a los bancos como regalo y, por si ello no hubiera sido suficiente, se los vendieron a precio de regalo a los bancos extranjeros? ¿Sería gratuito el servicio?
¿Habrá algún ex legislador que explique que votó a favor del país y de su pueblo mexicano cuando a finales de 2005 Fox vendió (léase regaló) Mexicana de Aviación a Gastón Azcárraga Andrade, donde lo más significativo esta operación fue que la aerolínea regresó a quienes la quebraron en 1995, no obstante que sanearla costó miles de millones de los contribuyentes -nuestros impuestos- para que finalmente fuera entregada por un plato de lentejas?
¿Habrá algún legislador o ex legislador que nos pueda decir que votó por el pueblo de México y los intereses del país cuando se vendió Aeroméxico o Banamex a Citigroup (ahora propiedad del gobierno estadounidense)?
¿Habrá algún legislador o ex legislador que nos pueda decir porqué todos los bienes del país y, por lo tanto de los mexicanos, va a parar siempre a manos de 14 multimillonarios mexicanos que no tienen el menor sentimiento a favor de nuestro país? ¿Alguien ha reparado en que como en las monarquías europeas, todos o casi todos tienen un nexo familiar o de amistad y, por lo tanto, forman una anacrónica y retrograda oligarquía económica desde que comenzaron las “privatizaciones bancaria y “telefónica”, los rescates de autopistas y la venta de la mayoría de las empresas del “Estado Mexicano”? ¿Y usted, cómo la ve? Politólogo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario