viernes, 12 de marzo de 2010

Decisiones transparentes

F. Velasco Z.

No cabe duda que el gobierno que conduce el Presidente Calderón está empecinado en mantener el poder al costo que sea. No importa si para ello se hunde la economía nacional o si debe sacrificar a una de las pocas piezas que le quedan en su ajedrez personal, enviándola al matadero. Para nadie es un secreto que el incremento de los precios de los energéticos iniciado en este mes de marzo tiene lamentables efectos en las precarias condiciones económicas de la mayoría de los mexicanos. Pero eso no le importa a quienes ejercen el poder político. Lo que sí les importa es mantener el “statu quo”; mantenerse en los puestos del gobierno que aseguran fuentes inmensas de corrupción y, peor, de impunidad.

¿Qué será lo que no entienden en el gobierno para actuar con eficacia frente a la ominosa crisis que todavía hoy estamos padeciendo? ¿Qué es lo que les impide percibir los signos negativos de la economía mundial y nacional o les ánima orientar la percepción de los demás en otro sentido? ¿Por qué prefieren manipular la opinión pública hablando de que lo peor quedó atrás? Es difícil que alguien pueda sostener con seriedad que la crisis económica está superada cuando -en estos momentos- prevalecen millones de desempleados o gente ocupada en la precaria economía informal. Es difícil creer que algún servidor público se animara a sostener eso viviendo de uno dos o hasta cuatro salarios mínimos. En México prevalece una economía que no sale del estancamiento. Una economía que se atrofia aún más por las perniciosas presiones adicionales derivadas del aumento en la inseguridad pública y un gobierno incapaz de otorgar lo mínimo para lo que está: seguridad. No la tienen ni para ellos mismos.

Por ello hemos sostenido que frente a las actuales condiciones, una de las varias soluciones al alcance del gobierno es gobernar con “políticas” porque ello equivale a trabajar de la mano, junto y con la participación de la ciudadanía. Hemos sostenido que si el gobierno quisiera trascender a la anacrónica y autoritaria forma de gobernar del centro a la periferia (en todos sus niveles) no bastará con que lo exprese. Tendrá que demostrarlo con hechos. Para ello deberá acreditar con hechos una auténtica labor pública transparentando el ejercicio del presupuesto de egresos. Al fin y al cabo el presupuesto surge de las contribuciones fiscales, razón por la cual, el ejercicio del gasto debe ser público, transparente, sin cortapisas.

Un buen inicio de esta labor podría darse en la apertura, en la publicación, (no sólo a petición de parte) de los todos o casi todos los títulos de concesión de las autopistas, de las telecomunicaciones, de los puertos, ferrocarriles y, en general, de la mayor parte de los procesos que implicaron la transformación del denominado “Estado de Bienestar” al estado neoliberal, a la economía del mercado que ha puesto por encima de todo a las finanzas públicas por encima del “pleno empleo” y, aún, de la seguridad pública. Porque no obstante que se reformaron leyes es imperante para todos los mexicanos saber cuál fue el destino final de las concesiones estratégicas. Es imperante y necesario para la salud política y económica del país que sepamos quién o quienes fueron los beneficiarios de las mismas. Es importante que sepamos para cuánto tiempo fueron otorgadas y cuánto aportan por la vía fiscal; es decir, que sepamos si pagan impuestos o solamente los deducen de otras fuentes de ingreso.

Gobernar por “políticas” consiste, entre otras variadas razones, en tomar decisiones que incluyan la voz y autorización de los ciudadanos para que algo que se hizo mal se pueda corregir y no permanezca mal para siempre. Consiste en trabajar para que haya riqueza y equilibrada distribución de la misma entre la mayoría de los habitantes del país. Que no que sea la plataforma para que uno sólo o algunos se vuelvan los más ricos del planeta. Gobernar por políticas consiste en obrar apegado a la ley y al espíritu de la misma, sobre todo en las decisiones que más nos afectan. En aquellas que tienen que ver con la subasta del patrimonio nacional y que, según la experiencia, agrandaron la brecha entre quienes tienen lo que nunca ocuparán ni ellos, ni sus familias y los que apenas comen algo, o ni siquiera eso. No podemos perder más tiempo. Es la hora de gobernar con transparencia, de rendir cuentas y sancionar a quien corresponda. ¿No cree usted? Politólogo.

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