Cuestionar al poder
Por Renato Consuegra
Ciudad de México.
A propósito del Día Mundial de la Libertad de Prensa
Cada día circulan en los medios y redes sociales frases como
“se equivoca presidente” o “le falta capacidad” o “ya no sabe qué hacer”, entre
muchas otras que desestiman totalmente lo que Andrés Manuel López Obrador
realiza cotidianamente desde el púlpito mañanero, casi siempre precedido de una
rabieta por la forma como los representantes de la prensa tratan sus acciones.
Sin embargo, el hoy presidente sabe lo que hace, lo hace con plena convicción y
si lo indigestan las críticas, es porque cada día que pasa, es un día menos
para poder lograr el gobierno que tuvo pensado encabezar desde que se fijó la
idea de ir tras la presidencia de la República.
La polarización fue su mejor herramienta para llegar al
poder; la mentira su mejor arma y los medios informativos, a pesar de todas sus
descalificaciones actuales hacia ellos, fueron sus principales aliados para
extender sus mensajes a toda la Nación. Sólo que no contó con que, una vez
logrado su cometido de llegar a Palacio Nacional, a diferencia de la polarización
y la mentira sobre las que tiene control total porque emanan de su propia boca,
la prensa ha seguido realizando su mejor papel, cuestionando las
irregularidades del poder.
López Obrador sabe muy bien que fueron los medios
informativos quienes lo dieron a conocer a nivel nacional, cuando emprendió su
primera marcha al Zócalo de la Ciudad de México con los barrenderos de
Villahermosa, Tabasco, encabezados por Aquiles Magaña, donde no sólo logró
exposición mediática, sino también obtuvo recursos económicos entregados por la
regencia de Manuel Camacho, para irse de la ciudad y permitir un desfile del 16
de septiembre. Al año siguiente volvió, ahora con su llamado “éxodo por la
democracia” para protestar por un presunto fraude electoral en Cárdenas,
Nacajuca y Macuspana, Tabasco, con los mismos resultados finales en su
negociación con Manuel Camacho.
Más adelante, su cierre de los pozos petroleros y una nueva
marcha al Zócalo de la Ciudad de México, para reclamar por el “fraude
electoral” de Roberto Madrazo, fueron cobijados por los medios informativos, y
el asunto terminó con las cajas de las “evidencias” que le fueron entregadas
por el entonces secretario de Gobernación, Esteban Moctezuma, y lo convirtieron
en figura política nacional.
Fueron también los medios informativos —como Reforma, El
Financiero, El Universal y la propia cadena Televisa, entre muchos otros en el
ámbito nacional— quienes a lo largo de los últimos 26 años que tiene como
referencia la actividad política nacional de López, han puesto en los ojos y
oídos de la opinión pública nacional la gran cantidad de fraudes, corrupción,
contubernios, conflictos de interés y demás hechos realizados por los distintos
gobiernos de México y los estados contra el patrimonio nacional y los derechos
públicos, sociales y humanos de los mexicanos.
Por los medios informativos y sus principales líderes de
opinión a quienes hoy también señala como parte de los “malos” que están contra
su gobierno, López Obrador no habría tenido ni los argumentos ni el crédito a
la palabra de una gran parte de los mexicanos que votaron por él, puesto que le
ayudaron a “sembrar” su mensaje y llegar a la presidencia de la República.
Y tan sabe de la gran importancia de los medios informativos
que en su desesperación —porque día tras día es más cuestionado y ha sido
expuesto en sus verdades a medias y mentiras completas, al grado de perder el
amplio respaldo de la población porque ya lo perciben como realmente es—, desde
el pasado viernes 24 de marzo incluyó una rueda de prensa más para dar a
conocer el estado de la Economía con la secretaria Graciela Márquez Colín y el
miércoles 29 anunció un encuentro más con la prensa en Palacio Nacional, que se
suma a su mañanera y a la del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, que es
ahora de la Secretaría del Bienestar, para informar sobre el estado de los
créditos a las micro y pequeñas empresas.
Y al paso que vamos, si las cosas siguen en picada para su
gobierno, no será extraño que acumule más horas de interacción con los medios
informativos serios que siguen y seguirán siendo un factor importante en la
vida pública del país, porque no los ha podido aniquilar. Por este motivo, se
ha negado a transmitir sus mañaneras de forma virtual, porque sus
propagandistas en las redes sociales carecen tanto del oficio periodístico como
de la infraestructura para llegar a las grandes audiencias.
De tal forma que López Obrador tendrá que convivir con los
medios informativos quienes, junto con los abusos de los anteriores
gobernantes, lo llevaron la presidencia de la República, y que, al realizar su
oficio de cuestionar al poder, también pueden ayudar a bajarlo de ella en 2022.
López Obrador lo sabe muy bien y sabe que cada día que pasa, si no logra
afianzar su proyecto de acaparar el poder de forma autoritaria como lo viene
realizando, perderá todo por lo que luchó desde hace 36 años.
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