Ciudad de México.
Que las ciudades y los países deben invertir en resiliencia
y en una recuperación que favorezca una transformación socioeconómica
sistémica, donde el transporte público y la movilidad activa y sustentable
desempeñan un papel clave para la generación de una gran densidad de trabajos y
productividad para la reducción de las desigualdades ahondadas por la pandemia
de Covid-19 y ser un factor relevante de la integración social, es uno de los
principales puntos coincidentes a los que se llegó en la inauguración del 12º
Congreso Internacional del Transporte (CIT 12) que desde 2008 realiza la
Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM).
Jesús Padilla Zenteno, presidente fundador de la AMTM
destacó que hoy en las ciudades se ocupa el doble de tiempo para trasladarse,
que hace 20 años; que la congestión sólo en la Ciudad de México representa más
de 100 mil millones de pesos en pérdidas al año y que una persona está dejando
5 años de su vida arriba del trasporte público, por lo que la discusión en la
mayoría de las ciudades se ha centrado en diversos aspectos como el empleo de
plataformas colaborativas para el transporte de personas, la innovación de la
electro movilidad, el cuidado del medio ambiente y la integración del pago
digital por medio de dispositivos móviles, entre otros aspectos importantes.
Porque, a decir de Gloria Hutt, ministra de Transporte y
Telecomunicaciones del gobierno de Chile, “la demanda por movilidad urbana, está
previsto que aumente en forma muy sustantiva al año 2050; esto es un
crecimiento explosivo porque mientras más desarrollo hay, más población se
concentra en las áreas urbanas y más móviles son las personas”.
Pere Calvet Tordera, presidente de la Unión Internacional de
Transporte (UITP), destacó que la pandemia provocó, además de la gran
consternación que ya se debe dejar atrás y preparar la salida, un “enorme
agujero en las cuentas de las empresas operadoras de transporte por la
reducción de viajeros, la consecuente reducción de ingresos y, por otro, la
necesidad de mantener al máximo la oferta de transporte para evitar
aglomeraciones, más los costes de limpieza e higiene añadidos, problema
financiero que sólo se podrá resolver con la ayuda de los gobiernos”.
Y como eje vertebrador de la movilidad urbana y como
facilitador de otros objetivos económicos, sociales y medioambientales de la
ciudad, dijo Pere Calvet, al transporte público se le debe reforzar para volver
a una mejor normalidad.
Los beneficios económicos que reporta el transporte público
son 5 veces superiores al dinero que se invierte en él; genera efectos
positivos en la economía al conectar a las personas con sus empleos, estudios y
ocio; permite la agrupación de actividades y el desarrollo comercial, mejora la
calidad de vida, apoya el turismo, reduce la congestión del tráfico, estabiliza
el valor de los inmuebles y ayuda a regenerar las ciudades o las áreas mediante
las conexiones de transporte público.
Además, el transporte público conecta a las personas y
facilita la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos al ser una
opción más asequible para garantizar la movilidad; garantizando la cohesión
social y territorial, sin dejar que ninguna persona en ningún lugar se queden
atrás a nivel mundial y por cada empleo directo en que genera, existen 2,5
empleos adicionales en la cadena de suministro y la economía local.
La disminución del tráfico durante el confinamiento en
muchas ciudades demuestra que las concentraciones de dióxido de carbono pueden
reducirse rápidamente hasta una tercera parte, agregó Calvet Tordera, quien
expuso que el transporte público puede resolver la movilidad diaria de las
personas y reducir la huella de sus desplazamientos, complementado por los viajes
a pie o en bicicleta.
Para el presidente de la Unión Internacional de Transporte
(UITP), la crisis actual está creando el escenario idóneo para hacer lo que
tantas ciudades querían, pero no habían tenido la oportunidad mediante un
desarrollo orientado a la movilidad, por lo que consideró estamos ante una
oportunidad fantástica para realizar inversiones tácticas muy eficientes en
términos coste beneficio, con el fin de garantizar una mejor fiabilidad de los
servicios de autobús y reducir los tiempos de recorrido.
Y en este aspecto, Gloria Hutt, expresó que el crecimiento
de las ciudades hoy está presionando a los sistemas de transporte que ha
llevado a las personas a buscar el automóvil particular, pero “en la medida que
avanzamos en esta transición, se va mejorando la calidad del transporte
colectivo con el objetivo de impedir esa transferencia masiva, y cuando miramos
los sistemas más desarrollado, vemos que han logrado en el sistema de
transporte colectivo de muy alta calidad, complementado con sistemas de
información a la persona se logra recuperar el uso de transporte público como
un eje de calidad de las ciudades”.
Ante esto, reiteró Jesús Padilla Zenteno que transporte público debe ser el eje trasversal de la agenda de los todos los gobiernos para lograr una mayor humanización a través de la reducción de desigualdades y ser un factor relevante de la integración social, para lo que, observó, “debemos ampliar la oferta de una nueva matriz energética, tener en cuenta que la electromovilidad llegó para quedase y que es urgente rediseñar el modelo de negocio para hacerlo sustentable y sostenible”.
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