“A menos que se incorporen a las operaciones del gobierno mayores dosis y niveles de ciencia, la civilización corre el tremendo peligro del capricho, la ignorancia y la pasión”
E. Merriam. Relator de la Conferencia Nacional de Ciencia Política, EUA (1923)
Francisco Velasco Zapata
¿Dónde esta el mejoramiento económico del país que afirma el gobierno mexicano? ¿Ya se habrán repuesto de la golpiza que les propinó la exagerada alerta económica del denominado virus AH1N1 los porcicultores del país? Porque nosotros no tenemos duda de que en la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación “Sagarpa” ya hicieron mutis de las consecuencias económicas iniciadas el pasado 30 de abril de 2009 provocadas, inducidas por las medidas sanitarias del gobierno federal y que terminaron afectando a toda la economía del país. Pero sobre todo iniciaron afectando a un sector de la economía que obligó a la coordinación de comunicación social de la mencionada dependencia del gobierno a enviar “atenta nota” mediante la cual solicitaba se dejara de usar el nombre de “gripe porcina” para que en adelante fuera conocida por gripe humana AH1N1.
La razón de ese comunicado se produjo después del grave y negativo impacto propinado desde el gobierno al sector porcícola de la economía mexicana. Se trató de un grave y lamentable error de comunicación social y de la impresionante insensibilidad política y de sentido común -que para ellos es el menos común de los sentidos- de los responsables de cada área del gobierno del presidente Calderón, quienes pasaron por alto que al llamarla de la forma inicial se estaba afectando gravemente en términos económicos, monetarios, a quienes dentro de la economía nacional generaban “350,000 empleos directos; 1.5 millones de empleos indirectos; producían 1.2 millones de toneladas de carne anuales y donde el valor de la producción era superior a los 30,000 millones de pesos por año; el hato era de 15 millones de cabezas de ganado porcino y se sacrificaban en los rastros municipales y los de Tipo Inspección Federal, 14 millones de unidades animal.”
¿Quién ha pagado por estos errores que tuvieron ese nefasto impacto para la economía del país? ¿Hubo alguna renuncia, sanción administrativa o inhabilitación? ¿Alguna que fuera de tipo penal? Lo más seguro es que no, pero de que hubo perdidas millonarias y ellas fueron pagadas por los esforzados trabajadores y empresarios del campo no hay duda.
Y que conste, no se trata de atacar a nadie, mucho menos de una persecución de personas o militantes de un partido. De lo que se trata es de alertar a la ciudadanía para que participe más y mejor en la construcción del país, estado o municipio que deseamos. Somos los ciudadanos y no el gobierno quienes debemos darle vida y movimiento al espíritu del artículo 39 constitucional, el cual, afirma que la soberanía nacional habita esencial y originariamente en el pueblo. Que todo poder público nace del pueblo y se instituye para beneficio del mismo y no en su contra. Pero sobre todo, que es el pueblo quien tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno. En una sociedad que aspira a ser democrática, la transparencia y la rendición de cuentas no bastan, no son suficientes, si al practicarlas, al tratar de hacerlas viables y de uso común, no se sancionan los errores o delitos cometidos tanto por servidores públicos, como por aquellos ciudadanos que buscando una presunta, legítima, ganancia lo hacen en quebranto de la sociedad. Por ello preguntamos, por lo menos en este sector de la economía: ¿Dónde está el mejoramiento económico? ¿Cuánta carne de cerdo y sus derivados se venden a la fecha? ¿Cuántos empleos se han recuperado? ¿Hay responsabilidad civil o penal impuesta para reparar daños? ¿Y usted, cómo la ve? Politólogo.
E. Merriam. Relator de la Conferencia Nacional de Ciencia Política, EUA (1923)
Francisco Velasco Zapata
¿Dónde esta el mejoramiento económico del país que afirma el gobierno mexicano? ¿Ya se habrán repuesto de la golpiza que les propinó la exagerada alerta económica del denominado virus AH1N1 los porcicultores del país? Porque nosotros no tenemos duda de que en la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación “Sagarpa” ya hicieron mutis de las consecuencias económicas iniciadas el pasado 30 de abril de 2009 provocadas, inducidas por las medidas sanitarias del gobierno federal y que terminaron afectando a toda la economía del país. Pero sobre todo iniciaron afectando a un sector de la economía que obligó a la coordinación de comunicación social de la mencionada dependencia del gobierno a enviar “atenta nota” mediante la cual solicitaba se dejara de usar el nombre de “gripe porcina” para que en adelante fuera conocida por gripe humana AH1N1.
La razón de ese comunicado se produjo después del grave y negativo impacto propinado desde el gobierno al sector porcícola de la economía mexicana. Se trató de un grave y lamentable error de comunicación social y de la impresionante insensibilidad política y de sentido común -que para ellos es el menos común de los sentidos- de los responsables de cada área del gobierno del presidente Calderón, quienes pasaron por alto que al llamarla de la forma inicial se estaba afectando gravemente en términos económicos, monetarios, a quienes dentro de la economía nacional generaban “350,000 empleos directos; 1.5 millones de empleos indirectos; producían 1.2 millones de toneladas de carne anuales y donde el valor de la producción era superior a los 30,000 millones de pesos por año; el hato era de 15 millones de cabezas de ganado porcino y se sacrificaban en los rastros municipales y los de Tipo Inspección Federal, 14 millones de unidades animal.”
¿Quién ha pagado por estos errores que tuvieron ese nefasto impacto para la economía del país? ¿Hubo alguna renuncia, sanción administrativa o inhabilitación? ¿Alguna que fuera de tipo penal? Lo más seguro es que no, pero de que hubo perdidas millonarias y ellas fueron pagadas por los esforzados trabajadores y empresarios del campo no hay duda.
Y que conste, no se trata de atacar a nadie, mucho menos de una persecución de personas o militantes de un partido. De lo que se trata es de alertar a la ciudadanía para que participe más y mejor en la construcción del país, estado o municipio que deseamos. Somos los ciudadanos y no el gobierno quienes debemos darle vida y movimiento al espíritu del artículo 39 constitucional, el cual, afirma que la soberanía nacional habita esencial y originariamente en el pueblo. Que todo poder público nace del pueblo y se instituye para beneficio del mismo y no en su contra. Pero sobre todo, que es el pueblo quien tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno. En una sociedad que aspira a ser democrática, la transparencia y la rendición de cuentas no bastan, no son suficientes, si al practicarlas, al tratar de hacerlas viables y de uso común, no se sancionan los errores o delitos cometidos tanto por servidores públicos, como por aquellos ciudadanos que buscando una presunta, legítima, ganancia lo hacen en quebranto de la sociedad. Por ello preguntamos, por lo menos en este sector de la economía: ¿Dónde está el mejoramiento económico? ¿Cuánta carne de cerdo y sus derivados se venden a la fecha? ¿Cuántos empleos se han recuperado? ¿Hay responsabilidad civil o penal impuesta para reparar daños? ¿Y usted, cómo la ve? Politólogo.
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