Peligroso embate contra Soriana
Por Renato Consuegra
México, D. F.- Que Soriana haya llegado a un acuerdo de
carácter comercial o no con el PRI o cualquiera otro ente para la entrega de
determinada cantidad de tarjetas tipo monedero electrónico, de ninguna manera
hace a esta empresa cómplice de un probable fraude electoral y, por lo tanto,
es peligroso el mensaje que se ofrece en contra de dicha cadena de
autoservicio.
Quienes dicen luchar por la democracia, deberían saber que
en una democracia, las empresas son libres de vender a quien les compre, dentro
de los márgenes de la ley, el contenido de su oferta.
Soriana vendió monederos electrónicos a quienes así se lo
pidieron. Estos monederos electrónicos fueron parte, muy seguramente de una
transacción comercial, de la que tanto la empresa como sus clientes deben tener
registros contables de que fue una operación legal y, por tanto, libre de
cualquier suspicacia. Cuál fue el destino que los compradores de los monederos
electrónicos le dieron, queda fuera de los alcances de la empresa.
Por tanto, los atentados, porque no son otra cosa, por parte
de los seguidores de López Obrador en contra de las tiendas Soriana —incluida
la oficiosa revisión y cierre de dos de ellas realizada por los colaboradores
de Clara Brugada en Iztapalapa—, carecen de toda razón e, incluso, fundamento
jurídico para señalar a la empresa de algo que sólo ellos miran.
Por cierto, Clara Brugada, sí, aquella que llegó a la
delegación Iztapalapa gracias al farsante personaje llamado “Juanito”,
seguramente debe sentir que pagó su deuda moral con López Obrador.
Los señores del PRD y cercanos a Andrés Manuel López Obrador
sabían de la existencia de estas tarjetas que fueron entregadas en el mes de
mayo y algunas, incluso, desde abril. Una gran mayoría de ellas fueron proporcionadas
a personas cercanas o simpatizantes del movimiento lopezobradorista. La
pregunta es: ¿Por qué no se denunció en ese momento?
Dejaron de hacerlo porque es parte del doble discurso. La
gente cobró los 1,200 pesos iniciales y como asume que una vez habido un
triunfador, quizá no les entreguen el resto en agosto, octubre y diciembre, se
prestaron al juego de la denuncia.
Aquí hay varios temas qué aclarar:
I.- La empresa como parte de un sistema de mercado carece de
cualquier fundamento para exigir al cliente le indique el uso que dará al
producto comprado. Vaya, ni siquiera las empresas que venden armas lo hacen
porque ya es responsabilidad del comprador su uso.
II.- Los seguidores de López Obrador generan un grave daño a
la imagen de la empresa, a sus ventas y a su cotización en la Bolsa Mexicana de
Valores. Ojo, es una empresa mexicana.
III.- Con estas acciones, ante una masa sin control, pervive
el riesgo de que en un futuro cercano, vayan a saquearla.
IV.- ¿Por qué López Obrador firmó el pasado 28 de junio el
Compromiso de Civilidad en el que los cuatro candidatos aceptaban respetar la
voluntad que expresara el electorado en las urnas 1 de julio, cuando ya tenía
agravios? Será que creyó en realidad en sus encuestas y ganaría la elección?
V.- Esa masa que pide no entregar los bienes de México a
empresas extranjeras, la que se rasgó las vestiduras con la venta de Banamex,
Bancomer y otros bancos al capital extranjero; la que en días pasados lamentó
la venta de Grupo Modelo, esa masa acrítica con sus propias acciones, hoy por
un capricho está a punto de golpear a una empresa mexicana.
VI.- Por cierto, esa masa no levantó la mano para criticar y
pedir cuentas a Marcelo Ebrard, quien desde su llegada entregó permisos para
que WalMart, a través de los Aurrerá Express, diera el tiro de gracia a los
mercados populares que hoy ya sólo sirven para la venta de comida. ¿Será ésta,
parte de una estrategia de la “demócrata izquierda” para allanar el camino al
gigante estadounidense, del que un hermano de Ebrard es alto funcionario en
México? Ya lo sabremos pronto.
Que sus cuentos se los crean ellos.
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