jueves, 2 de agosto de 2012

Columna


Reflexiones
Por Francisco Alfaro Ramírez 

REALIDAD Y FANTASIA DE LA POLITICA MEXICANA

Para los presuntos políticos mexicanos existe su realidad, creen que estar viviendo a costillas del pueblo gracias a su extenso repertorio de mañas y a la eterna ignorancia y miedo de la población, los hace diferentes al resto de los humanos, ellos han encontrado la manera de vivir sin trabajar, sin realizar ningún esfuerzo para conseguir bienes muebles e inmuebles, comen hasta saciar la gula, beben hasta el embriago, duermen sin sueño, la ignorancia les pega pero se rodean con asesores que salen al quite.

Para los presuntos políticos la realidad es como ellos la viven, no existe la miseria, no existen los baches, son inventos de inconformes u opositores, no existe el hambre, no hay feminicidios, los servicios médicos son suficientes y de buena calidad, ellos tienen servicios médicos especiales, la educación es excelente, sus hijos acuden regularmente a escuelas donde se les enseña ingles, computación y hay viajes al extranjero para poder conocer otros horizontes, las vacaciones pueden hacerse regularmente a otros países y el turismo nacional solo es para hacer pactos, recibir halagos, o para hacer negocios, ya que de repente son socios de consorcios, empresas y dueños de terrenos, todo esto sin que medie su trabajo, solo las concesiones y arreglos que su propio puesto les da.

Por supuesto la seguridad para ellos y sus familiares cercanos está garantizada, no hay asaltos ni robos ni muertos, solo si se salen del sistema hecho por ellos y para ellos, para ellos los asesinatos que reciben son llamados magnicidios ya que sus muertos asesinados desde sus propias filas son personas importantes pues son figuras públicas que están dentro de la política, así cuando muere asesinado un obrero, un empleado, un estudiante, un niño o niña, una mujer, un ancianito o ancianita, no son importante para ellos, pues son estadísticas de una sociedad que no sabe comportarse según ellos.

Así es mucho el miedo de los presuntos políticos que se hacen acompañar de cientos de policías, guaruras o guardaespaldas, hombres o mujeres bien entrenados para evitar perjudicar la imagen del gobernante, esto ya se ha visto en el Estado de México, alguien decía que “si un gobernante no puede caminar entre su pueblo sin que éste lo cuide y lo respete no es un buen gobernante”.

El gobernante puede no ser intelectual, puede no tener una figura física envidiable, puede no ser agradable a la vista, pero si debe de ser justo, y saber distinguir entre el bien común, el bien particular, entre lo que conviene a la mayoría y los derechos inalienables de las minorías, todo ser humano tiene el derecho a existir, se orientado, protegido, educado, sin que ningún otro ser humano lo agreda, lo robe, lo mal mire, lo menosprecie, punto crucial de respeto de humano a humano.

Para los políticos no hay castigo, solo cuando se salen del pacto que sin estar escrito es patente, solo el ciudadano de a pie debe de someterse a una justicia que ni es expedita, ni justa, ni científica, es de interpretación, por ello no es justa.

Solo es posible ver un país sin justicia, sin ley, sin orden y paz, sin riqueza aun cuando hay mucha en México, con pobreza extrema, con grupos marginados, con narcotráfico, con violencia generalizada, con fraudes, con asesinatos, con asaltos y robos generalizados, teniendo a este tipo de gobernantes, con presuntos políticos como los que tenemos legislando, gobernado o aplicando lo que ellos llaman absurdamente ley.

Los presuntos políticos mexicanos viven en un mundo de fantasía, separados de la realidad cotidiana que sufre y vive la población mexicana, no existe concordancia entre la realidad y lo propuesto para guiar al país, siempre surge algo que hace que no se cumplan sus promesas, y siempre le echaran la culpa a factores externos, es decir no planean ni intuyen, todo problema saldrá primero en los Estados Unidos y luego se sabrá en México. Los políticos saben hacerse los tontos, saben envolver, timar, confundir, saquear, coludirse, robar, engañar y salir airosos.

La pregunta es: ¿Debemos seguir soportando gobernantes y gobiernos ineptos?
Por supuesto y como siempre tú tienes la mejor opinión.