Están en juego el estado de Derecho, la democracia e,
incluso, la vida institucional del país
México, D. F., a 2 de agosto de 2012.- La lucha por el poder
político, económico e, incluso, delincuencial ha sumido a nuestro país en una
espiral de violencia a la cual parece difícil verle fondo, mientras los
factores sociales que permiten la viabilidad de la incipiente democracia
mexicana, como somos quienes ejercemos la libertad de expresión y los
defensores de los derechos humanos, continuamos como receptores de los ataques
de aquellos quienes pretenden apoderarse de México.
La ineficacia, incapacidad o simulación del Estado mexicano
—habida cuenta de que se trata de los tres poderes de la Unión y los tres
niveles de Gobierno—, para combatir la impunidad de los ataques a los factores
mencionados, no pueden continuar como un maleficio del que no nos podemos
librar.
El Estado mexicano no puede ni debe ser omiso, como tampoco
evadirse de su responsabilidad de defender la libertad de expresión, porque
están en juego el estado de Derecho, la democracia e, incluso, la vida
institucional del país.
Es evidente que cada ataque a la libertad de expresión busca
cerrar las posibilidades de que la sociedad mexicana esté informada y conozca
su realidad.
Por tal motivo, para la Fundación para la Libertad de
Expresión es importante y urgente que el Congreso de la Unión legisle un nuevo
marco jurídico federal que dé garantías y protección a los periodistas y
defensores de los derechos humanos.
Que el Ejecutivo emita los reglamentos y lineamientos que
siguen pendientes y que le ha hecho notar la Organización de los Estados
Americanos (OEA), incluso los protocolos.
Que los órganos de procuración y administración de justicia
a nivel federal y de los estados, hagan un trabajo serio, con sustento, que
garantice la libertad de expresión a todos y la seguridad a quienes la ejercen
como profesión, no con apariencia de legalidad, sino un trabajo de defensa real
de la libertad de expresión, creando las fiscalías especializadas y dotándolas
de los recursos suficientes.
La sociedad mexicana, como parte fundamental del Estado
mexicano, tiene la responsabilidad de resguardar la vida pública de México
dentro de los márgenes de una democracia real y moderna y solo trabajando todos
unidos lo conseguiremos.