Artículo Editorial
COSAS DE FAMILIA
Opinión del especialista en asuntos de transparencia y
libertad de expresión e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas
de la UNAM, Ernesto Villanueva
México. D. F., a 9 de enero de 2013.- Como es sabido, la obsesión del ex presidente Felipe
Calderón por su guerra contra el crimen organizado rompió, de entrada, los
umbrales de las formas de ejercer violencia: los decapitados dieron la vuelta
al mundo y son hoy la principal publicidad de México en el extranjero, sólo
comparable a la que tuvo Liberia, África en los años 90´s.
Peor aún, los “logros” de la guerra del ex presidente
panista apuntan a que hubo (¿muchos o pocos?) sólo de ficción. Tal es el caso,
por ejemplo, del mítico líder del cártel “La Familia Michoacana”, Nazario
Moreno González que el gobierno calderonista dio por muerto, con su sola
palabra ese hecho. Veamos por qué afirmo lo anterior.
Primero. A principios de mayo del 2012, me reuní con mi
amigo y gran periodista de investigación, Marco Lara Klahr, quien me compartió
la investigación en curso que venía realizando sobre Michoacán y el crimen
organizado. Ahora lo escribo porque la obra Cosas de familia de Lara Klahr
acaba de salir en su versión en línea y lo hará próximamente en forma impresa.
Al periodista le llamaba la atención que hubiera voces que sonaban
convincentes, que off the record le afirmaban que la muerte de Nazario Moreno
González era sólo un montaje y que gozaba, en realidad, de buena salud. La
inquietud de Lara Klahr residía en que el gobierno de Felipe Calderón había
festinado el “abatimiento” del principal líder de “La Familia Michoacana”.
En efecto, la SSP en su boletín 727 del 14 de diciembre del
2010 afirmó que: “cayó abatido Nazario Moreno González, también conocido como
”El Chayo” o ”El Doctor”, principal líder y uno de los fundadores de la
organización criminal. Sin duda, el golpe más severo que haya recibido esta
organización en toda su historia criminal”. Más todavía, en su quinto Informe
de gobierno en el 2011, Calderón destacó el hecho como uno de sus principales
logros en estos términos: “Nazario Moreno González, ”El Chayo”, principal líder
delictivo, responsable del adoctrinamiento y uno de los fundadores de la
organización criminal de La Familia, abatido por Fuerzas Federales en diciembre
de 2010”.
(http://quinto.informe.gob.mx/informe-de-gobierno/resumen-ejecutivo/estado-de-derecho-y-seguridad).
Ante estas afirmaciones reproducidas acríticamente por casi
todos los medios y comentaristas, Lara Klahr se propuso buscar la verdad detrás
de las declaraciones del gobierno panista, a efecto de contar con datos duros
que confirmaran o desmintieran que Nazario Moreno efectivamente había muerto.
Segundo. Lara Klahr me pidió que lo ayudara a interpretar y darle
mi retroalimentación a la batería de solicitudes de información que había
formulado a distintas dependencias federales y locales. A lo que acepté por el
tema y la persona. El resultado fue, en suma, que las respuestas a las
solicitudes eran inversas proporcionalmente a las afirmaciones de Alejandro
Poiré, vocero gubernamental para la seguridad.
Al hacer un análisis sobre las solicitudes y las respuestas
de acceso a la información sobre dictámenes, pruebas periciales o documentos
que confirmaran la muerte de Nazario Moreno encontré de entrada tres elementos
importantes: a) La lentitud burocrática, resistencias a informar y aprovechar
todos las rendijas de la ley para que el solicitante cejara en su intento de
obtener información vía el aburrimiento; b) La ausencia de coordinación no sólo
entre el gabinete de seguridad, sino entre las dependencias y las oficinas que
forman parte de ellas. Así, por ejemplo, la PGR informó que carecía de la
información solicitada, pero que podría intentarse en la SIEDO, como si ésta no
fuera parte de aquélla. Lo mismo en la Secretaría de Seguridad Pública en
relación con la Policía Federal que depende de la propia SSP; c) La
coincidencia en las respuestas: la información es inexistente, lo que en
principio puede significar una argucia legal para evitar que el IFAI pudiera
revocar su acuerdo de clasificación por tratarse de información reservada y/o
confidencial.
Tercero. Al seguir analizando la información detecté tres
cosas más que no había reparado: a) El boletín 727 de la SSP citado había
engañado a la sociedad con la verdad al sostener que: “El pasado 9 de
diciembre, diversos elementos de información obtenidos durante un operativo
desplegado por elementos de la Policía Federal, el Ejército Mexicano y la
Marina-Armada de México, coincidieron en señalar que cayó abatido Nazario
Moreno González. En otras palabras, la única “evidencia” de la muerte del líder
de “La Familia Michoacana” eran “diversos elementos de información”, los que en
el mejor de los casos hubieran sido indicios, pero jamás prueba plena,
incontrovertible, violando los más elementos principios de legalidad, en aras
de posicionar un mensaje político en el marco de las elecciones por la
gubernatura de Michoacán; b) Las respuestas de las dependencias probablemente
habrían dicho en esta ocasión la verdad: no había peritaje, estudio o análisis
conforme a derecho de la muerte de Nazario Moreno. Y sí, efectivamente, la
información es inexistente; y c) Por la estructura de las respuestas se
desprende que institucionalmente las dependencias fueron ajenas a los hechos y
que la información que tenían era sólo el boletín 727 de la SSP el cual, por
cierto, difícilmente fue redactado por un área de comunicación social por su
estructura, contenido y lenguaje.
Por lo pronto, estas afirmaciones del ex presidente Calderón
pueden constituir los delitos tipificados en el artículo 7º, fracciones VI y
VII del Código Penal Federal, que además representan una de las excepciones del
artículo 108 párrafo segundo de la Constitución Política Federal. En ese mismo
delito podrían incurrir los miembros responsables de la Policía Federal, el
Ejército y la Marina Armada de México encargados del operativo. Adicionalmente,
los agentes mandos de la Policía Federal podrían incurrir en lo dispuesto por
el artículo 47, fracción XX de la Ley Federal de Responsabilidades de los
Servidores Públicos. A los miembros del Ejército y de la Marina Armada de
México podría aplicárseles lo dispuesto por el artículo 275 del Código de
Justicia Militar vigente.
Si no hay evidencia mínima que Nazario Moreno está muerto,
es dable pensar que esté vivo. Paradójicamente Lara Klahr con los “elementos de
información” que obtuvo no hizo una nota para desmentir la verdad oficial, sino
que le generó indicios para una investigación con datos probatorios. Felipe
Calderón, por el contrario, violando la ley con los “elementos de información”
obtenidos no ordenó averiguación alguna, sino que esos datos fueron suficientes
para “abatir” a Nazario Moreno.