“Ladrón que roba a bandido, merece ser ascendido”
Gonzalo N. Santos
Francisco Velasco Zapata.
Uno de los pocos impuestos que el ejecutivo federal pretende modificar en su propuesta de ley de ingresos para 2010 -y que no ha merecido abierta oposición- es el impuesto a los depósitos en efectivo (IDE). Se trata de un gravamen que desde sus inicios se planteó como una medida para combatir el comercio informal. Se nos dijo, además, que se trata de una “contribución” que no obstante cobrarse se puede deducir de otras contribuciones al presentar la declaración de impuestos correspondiente.
Hasta ahí todo parecía indicar que se trataba de una medida justa, razonable, pues, aquellos que no presentan periódicamente su declaración de impuestos serían debidamente captados por el Sistema de Administración Tributaria con la ayuda de los bancos y con un gravamen que aparentemente ayudaría a que la gente no tuviera problemas de presunto “lavado de dinero”. Sin embargo, en el corto plazo se pudo comprobar que se trata más de una enorme y discreta red de captación de todos aquellos que no pagan adecuadamente sus contribuciones fiscales y que por medio de esta estrategia serán, en su momento, debidamente documentados por la autoridad hacendaria para que se les inicien procesos de revisión que podrían iniciar con citatorios a los causantes -tanto inscritos, como no inscritos en el Registro Federal de Contribuyentes- y encaminados a cobrar multas, recargos y actualizaciones por omisiones graves en el pago del Impuesto sobre la renta. Algunos futbolistas profesionales saben de estas consecuencias.
Además el paquete fiscal prevé para 2010 que se aumente la tasa del “IDE” en un punto porcentual de 2 a 3 por ciento y que disminuya el tope para la aplicación del impuesto de 25 mil pesos a sólo 15 mil. Con ello también se agrandaría la red de pesca de “posibles defraudadores” del pago del Impuesto sobre la Renta.
De acuerdo con datos oficiales se sabe que el SAT captó en el primer semestre del 2009 -por la vía del impuesto a los depósitos en efectivo “IDE”- alrededor de 16 mil 148 millones de pesos, captación que se asume fue más de cuatrocientos treinta y cuatro por ciento mayor a lo proyectado para ese periodo en la Ley de Ingresos. Eso quiere decir que con una tasa del 2 por ciento a los depósitos en efectivo el gobierno federal podría lograr recaudar al final de 2009 alrededor de 32 mil 300 millones de pesos; sin embargo, con las modificaciones propuestas para 2010, y ya con una tasa de 3 por ciento y un tope de aplicación de 15 mil pesos, esa recaudación podría elevarse a los 50 mil millones de pesos, eficacia nada despreciable y que estaría encaminada, como ya lo expresamos, más a captar evasores potenciales del Impuesto Sobre la Renta que a combatir el comercio informal o recaudar más recursos fiscales por esa vía. Los legisladores federales deberán entenderlo y actuar en consecuencia. ¿Y usted, cómo la ve?
Politólogo.
Gonzalo N. Santos
Francisco Velasco Zapata.
Uno de los pocos impuestos que el ejecutivo federal pretende modificar en su propuesta de ley de ingresos para 2010 -y que no ha merecido abierta oposición- es el impuesto a los depósitos en efectivo (IDE). Se trata de un gravamen que desde sus inicios se planteó como una medida para combatir el comercio informal. Se nos dijo, además, que se trata de una “contribución” que no obstante cobrarse se puede deducir de otras contribuciones al presentar la declaración de impuestos correspondiente.
Hasta ahí todo parecía indicar que se trataba de una medida justa, razonable, pues, aquellos que no presentan periódicamente su declaración de impuestos serían debidamente captados por el Sistema de Administración Tributaria con la ayuda de los bancos y con un gravamen que aparentemente ayudaría a que la gente no tuviera problemas de presunto “lavado de dinero”. Sin embargo, en el corto plazo se pudo comprobar que se trata más de una enorme y discreta red de captación de todos aquellos que no pagan adecuadamente sus contribuciones fiscales y que por medio de esta estrategia serán, en su momento, debidamente documentados por la autoridad hacendaria para que se les inicien procesos de revisión que podrían iniciar con citatorios a los causantes -tanto inscritos, como no inscritos en el Registro Federal de Contribuyentes- y encaminados a cobrar multas, recargos y actualizaciones por omisiones graves en el pago del Impuesto sobre la renta. Algunos futbolistas profesionales saben de estas consecuencias.
Además el paquete fiscal prevé para 2010 que se aumente la tasa del “IDE” en un punto porcentual de 2 a 3 por ciento y que disminuya el tope para la aplicación del impuesto de 25 mil pesos a sólo 15 mil. Con ello también se agrandaría la red de pesca de “posibles defraudadores” del pago del Impuesto sobre la Renta.
De acuerdo con datos oficiales se sabe que el SAT captó en el primer semestre del 2009 -por la vía del impuesto a los depósitos en efectivo “IDE”- alrededor de 16 mil 148 millones de pesos, captación que se asume fue más de cuatrocientos treinta y cuatro por ciento mayor a lo proyectado para ese periodo en la Ley de Ingresos. Eso quiere decir que con una tasa del 2 por ciento a los depósitos en efectivo el gobierno federal podría lograr recaudar al final de 2009 alrededor de 32 mil 300 millones de pesos; sin embargo, con las modificaciones propuestas para 2010, y ya con una tasa de 3 por ciento y un tope de aplicación de 15 mil pesos, esa recaudación podría elevarse a los 50 mil millones de pesos, eficacia nada despreciable y que estaría encaminada, como ya lo expresamos, más a captar evasores potenciales del Impuesto Sobre la Renta que a combatir el comercio informal o recaudar más recursos fiscales por esa vía. Los legisladores federales deberán entenderlo y actuar en consecuencia. ¿Y usted, cómo la ve?
Politólogo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario