viernes, 30 de octubre de 2009

Voluntad política

Francisco Velasco Zapata

¿Cuál es la verdadera voluntad política del legislativo para aprobar el paquete económico 2010? ¿Porqué las evidencias públicas muestran que la denominada clase gobernante no quiere reducir sus escandalosos gastos y privilegios que sólo ofenden a la ciudadanía, a los contribuyentes? ¿Dónde queda el interés gubernamental para que México trascienda a los efectos de la crisis económica que vivimos actualmente? Todas parecen preguntas sin respuesta, por lo menos una respuesta favorable a la ciudadanía, a los contribuyentes.

Por más que la ciudadanía y diferentes esferas de la sociedad civil (se le denomina así a todo aquel sector de la población que no pertenece al gobierno o los partidos políticos) han presentado propuestas para que el legislativo federal apruebe un paquete económico que trascienda a los gastos superfluos de la burocracia, que se reduzca sustancialmente el denominado “gasto corriente” y por lo tanto no se incrementen las cargas impositivas no vemos que la clase gobernante ceda

Ya se ha denunciado reiteradamente lo lamentable que resulta para el pueblo contribuyente de México el excesivo nivel de gastos en partidas presupuestales onerosas, dispendiosas y cupulares. En ese sentido el gobierno sólo ha dejado ver que le interesan sus privilegios, que al pueblo sólo lo requiere para que lo legitime mediante el sufragio en las urnas y, después, para que pague impuestos. Es lamentable que este tipo de lógica nos lleve al absurdo de que el sufragio se convierta en un acto donde “un sentenciado a muerte vote por su verdugo”.

Como se puede apreciar, sin ser especialista de nada, por ningún motivo el gobierno ha dejado de buscar ingresos para solventar el tristemente célebre hueco de cerca de quinientos mil millones de pesos que la pésima administración de los recursos del país, así como la crisis financiera mundial y la caída de los precios internacionales del petróleo provocaron en el presupuesto económico de 2009. Lo lamentable es que lejos de aceptar estoicamente una reducción en los ingresos y, como consecuencia de ello, de los gastos, la insistencia gubernamental sigue siendo ver cómo o de quién recauda lo que hace falta para mantener el nivel de privilegios de la plutocracia nacional.

La voluntad gubernamental no ha dejado ver en ningún momento propuestas serias, escritas, formalizadas -todo es a través de los medios de comunicación o en privado- que permitan inferir, al menos, que realizan un trabajo a favor de los electores, de la ciudadanía. La realidad nos deja ver que todos los actores de la contienda fiscal están más interesados en la ventaja que pueden sacar para sus gremios, estados, o clientelas políticas. Su voluntad expresa claramente la lucha sorda, callada y ciega por el poder.

Si verdaderamente tuvieran voluntad de reorientar el rumbo del país ya habríamos escuchado de parte de la clase gobernante la necesidad de una “Convención Nacional Ciudadana de Contribuyentes” para llegar a medidas que permitan un “política de estado con empleo pleno”, para todos. Eso es lo que mejor ha resultado en el pasado para salir de las crisis que generaron las dos lamentables guerras mundiales. Además, una expresión clara de la voluntad política del gobierno, manifiesta y en pro de la ciudadanía, dejaría ver una disminución sustancial, no de verborrea, de bonos navideños; que disminuyeran los salarios -de forma real- de cualquier miembro de los poderes ejecutivo, legislativo o judicial que actualmente ganan mucho más de lo éticamente válido. En esencia hay muchos gastos que deberían desaparecer o reducirse sustancialmente mucho antes que seguir apretando el cinturón al pueblo. Todavía están a tiempo -pero no queda mucho- para demostrar que tienen voluntad política para sacar adelante al país y no sólo sus proyectos personales o políticos. ¿Y usted, cómo la ve? Politólogo.

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