domingo, 13 de mayo de 2012

Columna


Péndulo político (reflexiones)
Por: Emiliano Carrillo Carrasco

LOS ADOLESCENTES
“La bestia”, es la definición precisa que los jóvenes manifestantes de EEUU le han dado –con justificada razón histórica- a su país. Es la definición que más se acerca hoy al término bíblico “bestia” como fuerza imperial o imperio. Se ha definido como “una entidad plena de autoridad sobre el resto de los hombres y goza evidentemente de la fuerza para incluir o excluir individuos, pueblos o naciones para propósito del imperio”.
Las grandes batallas estudiantiles del siglo XXI y populares en Chile el despertar de latino américa, México país de jóvenes sin conexión (Morelia), España  ejemplo de templanza  y de organización  y Grecia, la más importante –por su peso en el mundo- es la que se libra en los EEUU. El nivel de las protestas contra la injusticia económica y el poder del sector financiero sobre el sistema político estadounidense se elevó con la concurrencia de los sindicatos a este esfuerzo y la multiplicación de las protestas por el país. Esta economía montada en el modelo económico neoliberal en la década de los 80 tenían un objetivo el control del poder financiero del estado por la  bolsa de valores y privatizaciones, donde el estado sea el instrumento de esta kakistocracia oligárquica  sembrada en el mundo desde las universidades de Yale y Harvard.
Las Políticas públicas de prevención poco eficaces y ineficientes a causa del modelo económico neoliberal productor de desigualdades sociales: El estado mexicano somos todos, si  actuamos en forma individual y no integral, con iniciativa  de que si se puede actuar con sensibilidad, visión, y sobre todo con ser parte del pueblo. La impregnación de corrupción  e impunidad, vista como forma de gobierno.
La realidad social en que se encuentran adolescentes y jóvenes, tanto en situación de desamparo como en situación de conflicto social, ha venido generando un fuerte impacto y preocupación en la sociedad, por la situación de peligro en la que viven estos jóvenes, dado que la juventud es una transición entre dos etapas la niñez y adulto, es decir es un proceso de transición en el que los niños se van transformando en personas autónomas, por lo se entiende como una etapa de preparación para las personas se incorporen en el proceso productivo.
La visión del estado en la represión como medio de control a una juventud segmentada  en su entorno social de desintegración familiar, maltratos, abusos sexuales, pérdida de valores ante una familia inestable a una de las causas de su economía, educación y los jóvenes se ven obligados dejar sus estudios por falta de recursos económicos y de políticas públicas dirigidas a la juventud. Estas, con nuevas formas de comunicación cibernética globalizada; los menores que cometen actos de ilicitudes  y un sinfín de casos verdaderamente macabros como protagonistas desde homicidios en las aulas donde entran armados a matar a sus compañeros y profesores; en México podemos encontrar diversos casos tipificados de estas conductas delictivas.
El fenómeno de la delincuencia es muy complejo, existe muchos factores y están íntimamente relacionados una con otra y conllevan a la delincuencia de menores. La actividad laboral ante una situación segmentada  de población con niveles educativos muy bajos, así como la actividad laboral de ingreso  de supervivencia, incapaz de tener medios de recreación (ir al cine, comprar ropa, zapatos, etc.) a su precaria economía, la aportación económica al gasto de hogar, la ayuda a sus padres, que se pasaron la vida trabajando sin poder salir del circulo de pobreza. La falta de escolaridad y el lugar donde viven establecen reglas de comportamiento, algunos realizan la actividades ilícitas (robo, asalto) con actividades licitas de encubrimiento (trabajar), los trabajos inestables temporales, donde no hay certidumbre  de la actividad de trabajo.
El delincuente primario se segmenta en su ámbito de región y de  vecindad, donde se establece vínculo de solidaridad delictiva ante  sus vecinos esta actividad simultánea de lo ilícito –licito, permite en su mundo cubrir y vestir su comportamiento. La problemática de la juventud en México es aterradora, en la masificación de muertes entre carteles, donde por un salario, exponen a la muerte, a la falta de políticas públicas de impacto.
Nuestra juventud de 14 a 18 años son víctimas de un sistema educativo incapaz de darles herramientas el sistema de auto complace con sus logros mientras la mayor parte de nuestra juventud se ven obligados a asistir a cursos de baja calidad. En el mercado laboral les niega oportunidades. Los jóvenes sin educación, sin trabajo y sin oportunidades son caldo de cultivo para la delincuencia; un presidente entregado al poder financiero y privatizador. México tiene un bono  de juventud desperdiciada. Los factores multifactoriales enlazados en función del poder público ante situaciones de la educación y trabajo, en base de planeaciones objetivas de valor ético de nuestros gobernantes, sobre acciones de enfrentar la terrible realidad de la pérdida de la calidad de vida. En un gran segmento vulnerable en cuestiones de trabajo y educación, que debería ser eje de desarrollo.
La focalización de desarrollo en políticas, debe ser la educación y la generación de empleos, como instrumento detonante a la educación a mediano y a los cientos de miles de jóvenes rechazados de los sistemas de enseñanza media y superior, y los 7 millones de jóvenes sin empleo, cerca del 30% de la población en edad de trabajar largo plazo en la creación de infraestructura  de nuevos centros educativos de media y superior.
La delincuencia de los jóvenes es más frecuentes por situaciones de baja escolaridad  y factores multifactoriales: Desigualdad destructiva: Las difíciles condiciones económico-sociales y familiares; la mayoría de los cuales se han ido de su casa en una temprana edad, han sido testigos del consumo del alcohol y drogas de parte de sus padres y varios familiares de ellos han tenido un familiar en prisión. La gran mayoría de los jóvenes  han empezado a trabajar antes de los 15 años y tenían un trabajo de albañil, lava autos, franeleros, vendedores ambulantes o empleados de comercios, las actitudes ilícitas más comunes de estos jóvenes son el robo, lesiones. La edad entre 6 a 12 años  y de 12  a 15 se supone que están en la secundaria, pero no es así por situaciones socioeconómicas y de lugar donde viven, en zonas de marginación, informalidad  y violencia, que no han sido incluidos por el sistema social—políticas públicas sin respuesta social y en su entorno de marginación, a la falta  de  acciones focalizadas de integración, de prevención inexistente.
Los que están en prisión jóvenes de 18 a 35, el 38% de los internos dejaron de vivir con su madre y el 42% con su padre antes de cumplir los 18 años, 11% nunca conocieron o vivieron con su padre. El 28%  de los internos se fueron de su casa alguna vez antes de cumplir 15 años. De ellos, 41% tenía entre 6 a 12 años. El 50% abandonaron su hogar por violencia intrafamiliar y el 21% de los internos nunca fueron a la escuela  o no alcanzaron a concluir la primaria. Y el 61%  de los internos comenzaron a trabajar a los 15 años o antes; de estos el 32% lo hicieron a los 12 años. El factor económico ha propiciado la deserción escolar en las secundarias de jóvenes de 14 a 16 años, que tienen que trabajar para el apoyo de su economía familiar al creciente desempleo, así como los jóvenes son instrumento de la criminalidad.
La estadística de los que están en prisión de 18 a 35, de terminan la gravedad de la pulverización social y de marginación.  Sin educación son más propensos a delinquir, las pocas oportunidades de tener una educación o seguir estudiando, fueron la necesidad de  trabajar 57%; el 13.8% se fueron porque no les gusta la escuela, 12.1 % por que la familia los saco y 6.9% no había escuela donde Vivian. “economía de bajos salarios”. Los que están en prisión por situaciones sociales, familiares y económicas, permiten establecer en base a los reactivos de los presos, en situaciones de las crecientes índices de exclusión  social y la prisión o el tutelar de menores infractores uno de los destinos posibles para aquellos que el sistema no logra exitosamente incorporar.
El adolescente que tiene conflictos con la ley posiblemente es producto, en parte, de la deformación educativa básica de su hogar, televisión, y medios; así como la educación formal  que está a cargo la secretaria de educación pública. El costo –beneficio  a la falta de acciones públicas del estado _educación, políticas de prevención, políticas económicas –Como –generar empleos remunerados ante este segmento marginado y vulnerable. La argumentación del costo-beneficio en mi punto de vista recae en el círculo viciosos de conducta y se es incapaz de establecer acciones focalizadas de poder subsanar estas carencias de la población, no hay alternativas de este segmento –el salir a robar –sus derivaciones de ser detenido y por consecuencia aplicar la ley, de acuerdo a su calidad de imputable o inimputable, en esta etapa inicial de delinquir es establecer una dualidad trabajo y la ilegalidad.
Las conductas  de los pobladores segmentados y al no ver situaciones de prevención de los órganos del estado en los elementos esenciales de motivación a la población con educación, trabajo, es muy difícil que se incorpore a la sociedad que vive a los convencionalismos y valores.  Las oportunidades de educación es más lejana a causa de no haber escuelas públicas suficientes a este segmento y a su calidad de ingreso, de que si los jóvenes, niños estudian o trabajan ante este mundo materia, aunado a la economía cada vez más degradante... en la búsqueda de un estado con justicia social ante el poder financiero neoliberal. Estado que está creando victimas ante la falta de acciones concretas de políticas públicas eficaces y  eficientes. La política criminal y el derecho penal es ultima ratio en el ordenamiento jurídico, la represión  como medio de justificación del fracaso de políticas --preventivas, educacionales, sociales, laborales, etc. —del estado (punitivo- la violencia legítima coercitiva--, la seguridad a principio rector de la política criminal  y de la dogmática).