REHENES DE PARTIDOS
México, D. F.- El trámite para el análisis, dictamen y debate de la reforma
laboral propuesta por el presidente Felipe Calderón demuestra una vez más que
México es rehén de sus partidos políticos y sólo cuando a estos se les reste
poder, el país avanzará.
Con la partidización y politización de la vida pública se
mantiene a los ciudadanos como rehenes políticos de entes depredadoras como son
“sus” propios institutos de representación para acceder al poder, que no cesan
de llenarse las manos de recursos públicos, como ocurre también cada año y
todavía más durante los procesos electorales.
Los legisladores de la Comisión del Trabajo decidieron que
los sindicatos continuarán como entes perversas que atentan contra la
productividad del país y continúen como una fuerza enorme de presión política.
Es decir, habrá una reforma laboral a modo porque, además, son la caja chica de
votos para dos de los tres partidos políticos considerados como “grandes”.
De ahí que tanto el PRI como el PRD se opusieran a pasarla
completa; uno se fue por una reforma a modo, donde se “consultó” a los
sindicatos y el otro a un rechazo completo para proteger sus estructuras
clientelares y las que le han apoyado económicamente durante las campañas
políticas. Esto habla muy mal del PRI y de sus legisladores, sobre todo, porque
demuestra ser el PRI de siempre que cobija sus propios intereses y los de sus
aliados políticos.
Por esto mismo, cuando Carlos Romero Deschamps fue
cuestionado sobre si el accidente en la planta de Pemex en Reynosa fue por las
instalaciones obsoletas, respondió que "no, es una instalación reciente,
mantenida. O sea, no tenemos por qué maximizar un evento que no lo merece ¿no?
Vamos a esperar a que las autoridades hagan el peritaje correspondiente y den a
conocer cuál fue la causa (de la explosión)".
Para Romero Deschamps fue sólo un accidente en una planta
donde manejan riesgo. NO hay que maximizar el hecho, respondió. Es decir, la
vida de 30 personas para él son “daños colaterales”. Ese es el verdadero
trabajo que realizan los líderes sindicales: se sitúan como controladores o
mediadores en las crisis y, ellos sí, minimizan las responsabilidades del
Estado Mexicano como es el caso de Pemex, porque como sucede de forma
recurrente, contratan empresas a modo para realizar peritajes donde Petróleos
Mexicanos no sea implicada y, finalmente, se atribuya la explosión a una falla
humana.
En la anterior A vuelapluma recordamos que con Luis N.
Morones, en la segunda década del siglo pasado, el sindicalismo en México se
alejó de sus ideas iniciáticas al utilizarlo para alianzas con el Estado. La
realidad confirma cómo Romero Deschamps está convertido en controlador de la
clase trabajadora, a cambio de apoyo y beneficios particulares para sus
dirigentes y círculo cercano, como son puestos gubernamentales y candidaturas a
puestos legislativos.
En días pasados, Carlos de Buen, abogado laboralista,
expresó que actualmente 90% de los contratos colectivos de trabajo se hacen a
espaldas del trabajador y con la reforma el patrón va a tener una completa
“subordinación” de sus empleados, al poder decidir aspectos como modificar las
actividades del empleado.
Es decir: si hoy el 90 por ciento de los contratos colectivos
de trabajo se hacen a espaldas del trabajador es porque los realizan sus
líderes corruptos. Entonces, ¿cuándo los van a realizar de frente al
trabajador? Seguramente cuando haya democracia sindical, pero ¿dónde están las
propuestas para asegurar esa democracia sindical?
Lo que se votará en estos días será una reforma donde se
mantendrá a los trabajadores de los sindicatos, poco menos del 10 por ciento de
la fuerza laboral del país, con grandes privilegios, a sus dirigentes como otra
clase de virreyes transexenales, con todo el poder e impunidad a su alcance, y
la clase trabajadora que realmente mueve la economía del país continuará
sufriendo, injustamente, de oportunidades para mejorar su condición de
ciudadanos de primera, porque continuarán en su situación de rehenes de los
partidos políticos.