ARGENTINA, LEY DE MEDIOS Y PUGNAS DE PODER
Por José Martínez M.
México, D. F., a 7 de diciembre de 2012.- Hace unas semanas
recibí desde Buenos Aires una llamada del equipo del periodista Jorge Lanata
para una entrevista con el diario El Clarín, días después atendí el llamado de
otra publicación, ahora la periodista Françoise Terzian editora de negocios de
la revista Forbes en Brasil me llamaba desde Sao Pablo. Las dos publicaciones
tenían en común el tema del ingeniero Carlos Slim. Atendí con interés a sus
preguntas. La presencia del magnate mexicano en Argentina como en Brasil es muy
importante, como lo es en otras partes de América Latina, de ahí el constante
interés de mis colegas de la región por conocer sobre los negocios y la
personalidad del hombre más rico del mundo.
En cuanto a Forbes Brasil todo quedó en una entrevista sobre
un perfil de Carlos Slim y algunos asuntos anecdóticos, pero en cuanto al
periódico El Clarín la situación tomó otro sendero. No es la primera vez que
atiendo a los llamados de ese diario y sus filiales como radio Mitre o el
diario Perfiles. Lo grave es que hace unos días un político de origen argentino
que despacha como jefe de asesores de Manlio Fabio Beltrones, el hombre fuerte
del PRI en la Cámara de Diputados, me solicitó atestiguar en un juicio que se
lleva en contra del columnista Jorge Lanata –uno de los más leídos e
influyentes en Argentina– por los delitos de calumnia y difamación. Desde luego
dije que no.
Respeto y tengo un buen aprecio por Lanata, fundador y
director del periódico Página 12, quien por diferencias internas renuncio a ese
diario y que en su 25 aniversario ni siquiera fue recordado y mucho menos
reconocido por sus actuales editores. Todo porque Lanata ahora trabaja para El
Clarín, periódico al que años antes el columnista argentino criticaba
ferozmente.
Jorge Lanata, según contó el doctor Abal Medina –jefe de
asesores de Beltrones– fue demandado por criticar con “datos falsos” tanto al
propio doctor Medina como a su hijo del mismo nombre Juan Manuel Abal Medina,
jefe del gabinete de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Como se sabe
el jefe de asesores de Manlio Fabio Beltrones es un reconocido periodista y
abogado en la Argentina, donde el doctor Abal Medina en los inicios de los
setenta fue cofundador de la organización guerrillera Montoneros, de la que fue
su primer líder. Después de un buen tiempo de estar asilado en la embajada de
México en Argentina, el doctor Abal Medina se trasladó a México en 1982 gracias
al apoyo de Fernando Gutiérrez Barrios, de ahí la relación de éste con Manlio
Fabio Beltrones, una amistad de tres décadas.
¿Qué subyace detrás de la demanda del doctor Abal Medina en
contra de Jorge Lanata? El asunto es muy claro y sencillo. En los últimos
cuatro años el emporio mediático que representa El Clarín libra una batalla con
el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Se trata de un enfrentamiento entre los representantes de
uno de los poderes fácticos de la Argentina contra el gobierno o viceversa,
como se le quiera ver, pues como diría William Shakespeare: “Nada es verdad,
nada es mentira; todo depende del cristal con que se mira”.
Lo que ha irritado a la presidenta es que El Clarín ha
puesto énfasis en la frivolidad y la corrupción del gobierno de los Kirchner.
Por ejemplo, los medios que integran a la organización de este poderoso emporio
mediático, han cuestionado la presencia de los negocios de Carlos Slim en
Argentina y han apuntado al doctor Abal Medina y a su hijo Juan Manuel –jefe
del gabinete presidencial– de ser los operadores para el ingreso de Carlos Slim
a territorio argentino. Presencia que los dueños de El Clarín ven como una
amenaza para sus negocios de comunicación.
El doctor Abal Medina niega rotundamente que sea así, aunque
acepta tener una excelente relación con el magnate mexicano, no de ahora sino
de muchos años, mucho antes de que fuera el hombre más rico del mundo e
inclusive el más rico de México.
El hecho es que este viernes 7 de diciembre de 2012 se
cumple el plazo fatal para que entre en vigor la Ley de Medios aprobada por
mayoría en el Congreso y promulgada por el gobierno de la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner. Esta norma ha sido impugnada judicialmente por El Clarín
que es el principal grupo mediático de Argentina.
El titular de la Autoridad Federal de Servicios de
Comunicación Audiovisual (Afsca), Martín Sabbatella, ha subrayado que se espera
que todos los grupos de medios presenten su plan de reformas a más tardar la
medianoche del próximo viernes, de lo contrario algunas de sus concesiones les
serán expropiadas por el gobierno.
La fecha fue establecida por la Corte Suprema de Justicia en
un fallo dado a conocer en mayo pasado y donde fijó ese plazo para que se
cumpla en su totalidad la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual emitida
a fines de 2009.
La Ley de Medios establece que ninguna empresa podrá
controlar más del 35% del mercado audiovisual. El grupo Clarín controla 41.8%
de las licencias de radio, 78% de la televisión abierta y 59% del cable, es
decir rebasa el tope legal, por lo que es el principal afectado por esta nueva
norma legislación.
De acuerdo al artículo 161 de esa ley fijó que cada grupo
mediático puede operar como máximo 24 licencias de TV por cable y 10 de las
denominadas abiertas, radios AM, FM o de TV abierta. En sentido el Grupo Clarín
tiene 240 sistemas de TV por cable. 9 radios AM, 1 FM y 4 canales de TV
abierta.
Grupo Clarín decidió llevar un juicio ante la Corte Suprema
alegando la inconstitucionalidad del artículo 161, que desconoce la propiedad
de las licencias, y del artículo 45, por fijar “límites arbitrarios”.
Clarín acusa a Cristina Fernández de Kirchner de tratar de
acabar con la libertad de expresión y la presidenta se defiende diciendo que lo
único que desea es el fin de este monopolio, pues acusa al Grupo Clarín “de
estar detrás de los problemas que sufre su gobierno”.
Uno de los primeros golpes al Grupo Clarín se dio con el
anuncio del “Fútbol gratis para todos”, que implicó la estatización de las
transmisiones de los partidos de la liga local, poniendo punto y final a un
contrato de exclusividad por los derechos televisivos que tenía firmado la empresa
Televisión Satelital Codificada (TSC), propiedad de Clarín.
Este grupo mediático sospecha que el gobierno de la Kirchner
no sólo busca apropiarse de Cablevisión sino, también, y sobre todo, de las
licencias de estos canales.
En torno a esta confrontación entre poderes fáticos y
gobierno han surgido críticas en torno a que en la Argentina no hay democracia.
Lo que hay es una autocracia populista y autoritaria.
Lo cierto es que los Kirchner desde siempre han tenido la
piel muy sensible ante los medios. El desaparecido presidente Néstor Kirchner
no toleraba al periodismo independiente. Desde el poder quería dar clases de
periodismo a los periodistas. Los periodistas –decía Néstor Kirchner– no se
pueden aislar de la empresa que los emplea. Estas empresas son, según su punto
de vista, poseedoras de un enorme poder y actores en este juego de poder, con
intereses e ideología. Dichos medios actúan decisivamente en la relación entre
los ciudadanos y los políticos.
Kirchner interpretaba cada artículo, título y foto, cada
palabra de radio como un ataque o apoyo a su gestión por parte del dueño del
medio, con el objetivo de obtener ventajas económicas o políticas.
Lo mismo ocurre también con su esposa y su sucesora quien
tienen la piel muy sensible ante los medios, pues al final de todo este
vericueto lo que ha salido a relucir en este debate son los intereses
encontrados entre viejos aliados, por un lado los intereses políticos del
gobierno y los del monopolio mediático que enfrenta un dilema existencial ante
la disyuntiva que imponen dos principios contrapuestos libertad de prensa y
libertad de empresa.
Para concluir basta señalar que este es el campo minado
donde Carlos Slim se mueve en busca de la expansión de su imperio tanto en los
medios como en otros sectores de la economía argentina, pues al final de
cuentas Slim para Argentina es como una ballena en una laguna.